Si explotaban los 131 tacos de dinamita encontrados afuera de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de San Roque, centro de Quito, hoy los capitalinos estarían llorando una tragedia.

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La fuerza de estos explosivos, encontrados la madrugada de este 16 de enero, habría llegado hasta el cementerio de San Diego que está a un kilómetro de distancia. Según la Policía, ese era el radio de destrucción si esa carga detonaba (ver infografía).

Wilson Pavón, comandante de Policía del Distrito Metropolitano capitalino, explicó que durante la noche de este 15 de enero una patrulla llegó hasta la UPC, en las calles Ramón Pacheco y El Placer, y vieron que los vidrios del inmueble estaban rotos.

Cuando se acercaron para mirar lo que había adentro, se percataron de que alguien había arrojado tres tacos de dinamita. De inmediato “se dio la alerta y se activaron los protocolos para intervenir en este tipo de eventos”, informó el general Pavón.

A más de los tres tacos, se halló una bolsa blanca, afuera de la UPC, que contenía las 131 barras de dinamita que tenían forma de salchichas. La funda estaba en las gradas del ingreso.

Para atender la emergencia fueron convocados los equipos de Criminalística y del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), especializados en explosivos. Y para comprobar que se trataba de artefactos detonantes, los agentes recurrieron a la perspicacia de un can que, con sus movimientos y ladridos, lo ‘confirmó’.

Con sumo cuidado, los uniformados sacaron, uno a uno, los tacos y los pusieron en el piso para contarlos y revisarlos para después llevárselos. Estaba previsto transportar la carga hasta las instalaciones del GIR para realizar la detonación controlada.

Según el general Pavón, hubo componentes que faltaban y por eso no se detonaron los 131 emulsiones explosivas. “Realmente, la magnitud (de daños) hubiera sido descomunal”.

A decir del oficial, se determinó que estos explosivos se usan para la minería y ante esto se analizará la trazabilidad para saber desde dónde llegan y a través de qué carreteras.

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“Al momento se abrió una investigación previa junto a Fiscalía. Se verificarán las cámaras como parte de las indagaciones”, acotó. Desde el 7 de enero, cuando el presidente Daniel Noboa decretó conflicto interno en Ecuador y declaró como terroristas a 22 grupos criminales, en Quito se han registrado 33 alertas, detalló el general Pavón.

De ese número, 18 resultaron reales y en las que se encontraron cargas explosivas. Las otras 15 fueron falsas alarmas.

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