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En Quito: ¡El condominio del miedo!
Vecinos de El Beaterio lidian con los maleantes que ocupan esos espacios y aprovechan para robar en otras casas. Ruegan por una UPC.
Alejandra Cedeño a veces no duerme por el temor de que alguien se meta a su casa y le haga daño. Ella vive en el Conjunto Terranova, ubicado en El Beaterio, sur de la capital.
Su vivienda es la única habitada de la cuadra. Los espacios contiguos están abandonados y los pillos aprovechan para robarle hasta la ropa sucia. “Primero desapareció (los trajes) del cordel. Se meten por la terraza”, afirma.
En este bloque de 80 departamentos, 65 están deshabitados. A pesar de que algunas entradas están bloqueadas, los sospechosos rompen los vidrios o las tablas y se instalan, sobre todo en las noches.
Allí se puede ver la ropa que han usado, colillas de cigarrillos, botellas vacías, colchones desechos. Se perciben además malos olores, pues hacen sus necesidades ahí mismo.
Alejandra no ‘pega un ojo’ porque, para comprobar si está o no en su hogar, tiran piedras a las ventanas o el techo de su domicilio. “Prendo las luces y estoy atenta. Hasta me imagino que se meten al cuarto de mi hija”, agrega.
Esto sucede desde hace 10 años, aunque en las últimas semanas la presencia de gente extraña se nota aún más.
Robos alrededor
Marco Aguay, dirigente de esta cuadra, comenta que su vecina no es la única víctima. Hace un par de semanas desvalijaron una camioneta dentro de un garaje. “Tienen paso libre por la parte de atrás de las casas. Solo las separa una pared”, explica el morador.
También, dos automotores fueron robados de los garajes de sus propietarios.
Hace un año, Alejandra forcejeó con un hombre que, al verla llegar a casa, se escondió detrás de una ventana e intentó arrancharle la cartera. “Yo no me dejé y me haloneó, pero en eso se me dislocó el hombro”, relata.
Así, cada día, cuando empieza a oscurecer, los vecinos procuran caminar por otras calles, porque no saben el momento en que alguien, agazapado en la oscuridad, se lance a agredirlos o robarles.
Los controles
El sargento Juan Córdova hace patrullaje en el conjunto. El bloque deshabitado es uno de los puntos por los que más vueltas da. “Sí hemos sacado a gente de las viviendas. Se meten con facilidad”, dice.
Durante la cobertura del equipo de EXTRA, una pareja de jóvenes fue desalojada del segundo piso de una de las viviendas. Los revisaron y los dejaron ir con la advertencia de no volver.
Pero los agentes no pueden estar todo el tiempo en esa zona, pues deben patrullar todo el Distrito Turubamba. “Cuando pasa algo, es obvio que se demoren porque la UPC (Unidad de Policía Comunitaria) más cercana está a más de tres kilómetros”, justifica Aguay.
Hasta eso, el o los pillos ya encuentran la forma de huir en medio de los lotes vacíos.
Por ello, los vecinos están dispuestos a ‘hacer vaca’ para construir una UPC dentro del conjunto. Un terreno que no ha sido usado por más de una década podría ser la sede.
“Si nos aprueban eso, tenga la seguridad de que nos organizaremos para pagar servicios, todo”, promete Gabino Donoso, otro de los moradores.