Mario Egas es fotógrafo y utiliza taxis para movilizarse con frecuencia. No tiene tiempo para distinguir si son legales o informales y esto, en una ocasión, casi le ‘pasa factura’.

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Se subió a uno que no tenía los sellos del registro municipal. Durante el viaje, el conductor fumó un tabaco. Al no percibir a cigarrillo, Egas abrió las ventanas. Cuando llegó a su destino casi se desmaya. “Me quería drogar”. Desde entonces utiliza aplicaciones.

El Municipio de Quito inició el proceso de regularización de taxis para que puedan operar con normalidad en la ciudad. La mañana del 5 de febrero se colocaron cuatro adhesivos (dos en las partes laterales y dos en las ventanas del interior) para ser identificados.

Fueron 500 los automóviles que recibieron estos stickers y hasta finales de abril se regularizará a 22.000 taxis. El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, señaló que este proceso no se ha consolidado desde el 2017 porque no ha existido voluntad política por parte de las autoridades.

Muñoz colocó el primer sticker en el vehículo de Jackeline Baño, una mujer que lloró cuando vio que su taxi fue regularizado tras siete años de luchar por esto.

Ella conduce un vehículo amarillo desde los 19 años y afirma que por el contexto de violencia e inseguridad que se vive en el país ha habido clientes que no se quieren subir a su taxi porque, al no ver los adhesivos, “piensan que soy informal o que incluso les puedo hacer algo”.

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Y no está del todo equivocada. El año pasado hubo dos casos que consternaron a los capitalinos y en los que estuvieron inmersos taxis informales.

El primero fue el crimen del conductor Cristhian Miguez, a quien le asesinaron con un tiro en la cabeza. La víctima, al parecer, fue extorsionada. Según sus familiares, las autoridades no le ayudaron porque su taxi no estaba legalizado y no podían dar seguimiento al caso.

El otro fue la muerte de un joven hincha de la Liga, quien, luego de un festejo, regresó a casa en un taxi y fue hallado sin vida en el sector de Itchimbía. Lo habían escopolaminado para robarle.

Carlos Albuja es dirigente de una cooperativa de taxis y, pese a que considera que para ser regularizado les pidieron demasiados requisitos, cree que este proceso ayuda para que los conductores y los clientes se sientan más seguros de viajar en un vehículo amarillo.

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