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150 familias resultaron afectadas por la crecida de este afluente que atraviesa la zona poblada de la parroquia La Unión, en Quinindé.luis cheme

Quinindé: El desbordamiento del río Colorado hizo dormir a la gente sentada y sobre mesas

150 familias resultaron afectadas por la crecida de este afluente que atraviesa la zona poblada de la parroquia La Unión, en Quinindé.

Mónica Moncada pensaba que iba a ser una noche más de lluvia. Ella vive en el barrio Nueva Esperanza, en la parroquia La Unión (Quinindé, Esmeraldas). Su casa está ubicada en las riberas del río Colorado, uno de los tres afluentes que atraviesa la zona poblada de esta localidad del sur de Esmeraldas que tiene más de 19.000 habitantes.

La noche del pasado viernes 15 de agosto estaba en la cocina preparando la merienda para su familia cuando repentinamente su casa empezó a llenarse de agua. En cuestión de minutos el nivel llegó a la altura de las rodillas. La fuerte lluvia que caía en esa zona había desbordado el cauce del Colorado, desatando momentos de angustia y desesperación en más de 150 familias.

La inundación dejó a Mónica sin lavadora, sin refrigeradora y sin cocina. Se mojaron los muebles, la ropa y los colchones. Esa noche ella y su familia durmieron en una casa alta de madera que tiene construida en el patio de su casa. Colocaron unas sábanas en el piso y así pasaron la noche, hasta que, al siguiente día, con el sol, pudieron secar parcialmente los colchones.

“Gestión de Riesgos solo vino a levantar información, pero nada más. Necesitamos un dragado y una limpieza urgente del río Colorado porque cuando vuelva a llover fuerte se desbordará nuevamente”, pidió Mónica Moncada.

La lluvia duró dos horas, aproximadamente. Tiempo suficiente para dejar a más de 300 personas con afectaciones totales y parciales.

A Dominga Samaniego le tocó dormir sobre una mesa porque también sus colchones quedaron empapados. A ella también la tomó por sorpresa la crecida del Colorado. Ella vive en el Barrio 3 de Julio, ubicado también en la ribera del afluente. “Necesitamos soluciones urgentes, no solo parques que no solucionan nada”, reclamó Dominga Samaniego.

Las afectaciones llegaron al barrio Nueva Unión. Diana Escobar tiene su casa en ese sector, a unos 100 metros del río Colorado. También perdió su refrigeradora y su cocina. Los colchones flotaban, por lo que esa noche le tocó dormir sentada en una silla. “Así amanecimos, hasta que al siguiente día bajó el agua y pudimos limpiar”, relató Diana Escobar.

La Unión tiene aproximadamente 40 barrios, los cuales el 50% resultaron afectados por la crecida del río Colorado, según José Cedeño, presidente de la Asociación de Barrios de La Unión. Los sectores que más sintieron los estragos de la inundación son Nueva Esperanza, Nueva Unión, 3 de Julio, 9 de Octubre, Los Rosales, Guayabal, 7 de Septiembre, San Francisco, San Eduardo, San Ramón y San Gabriel.

En esos sectores las familias debían evacuar, pero no lo hicieron por temor a que lo poco que les quedaba sea sustraído por delincuentes.

Según Cedeño, en La Unión urge la habilitación de un albergue, ya que las personas damnificadas no tienen a dónde ir en caso de alguna afectación más grave. Ante esto, la prefecta de Esmeraldas, Roberta Zambrano, que llegó a La Unión con brigadas médicas y raciones alimenticias para las familias afectadas, ofreció gestionar ante el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias la habilitación de un espacio donde puedan refugiarse las personas damnificadas.