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Quedó como nuevo el kiosco de Martha, luego de haber sido destruido en el paro nacional
La mujer, de 65 años, estrenó negocio. La caseta que tenía fue destrozada en el paro. Hoy está lista para recibir a los clientes en la calle Juan Montalvo.
Martha Yumbay estrenó su kiosco ayer por la mañana. Justo frente a la Asamblea, en la calle Juan Montalvo, centro-norte de Quito, se levantó la estructura pintada con colibríes de colores. Allí, un paquete de galletas fue la primera venta de la mujer, de 65 años.
El pasado 22 de junio, durante el paro nacional, la caseta de aluminio en la que tenía su negocio fue destrozada por vándalos. Lo perdió todo: mercadería, ahorros y su sitio de comercio.
Ese viernes, a unos pasos del puestito, Martha lloraba su suerte. Hoy su semblante es otro. Está feliz de seguirse ganando la vida con aquel kiosco, con el que dio la educación a sus tres hijos. “La escuela, luego el colegio y hasta donde me alcanzó”, confiesa.
Todo comenzó hace 35 años. La residente de Carapungo, norte de Quito, se instaló en una parada de autobuses de la calle Tarqui, frente al parque El Arbolito -escenario crítico de las movilizaciones- para comerciar mandarinas. Pasó seis meses en la calle hasta montar esa garita que fue arrancada de raíz por los manifestantes. “Con todo lo que pasó terminé enferma. Me dolía la cabeza y hasta el corazón”, recordó.
El estrés que dejó la pérdida de su negocio (y por consecuencia de la falta de ingresos) afectó a sus nervios.
Una brigada de salud la visitó en su casa y la derivó hasta un centro médico en La Ofelia, donde le realizaron análisis. “Estoy esperando los resultados, pero siento que todo estará bien. Ya tengo mi lugar de trabajo”, preciso.
Más casos
A la inauguración de su kiosco, elaborado con 120 bloques reciclados (hechos con más de 4 mil botellas plásticas), acudió el alcalde de Quito, Santiago Guarderas. Mientas le hacía su primera compra contó que “tiene buena espalda”, por lo que es probable que a Martha ahora le ‘lluevan’ los clientes.
Guarderas recalca que por la vulnerabilidad de la señora se priorizó la entrega del kiosco en siete días desde que se la contactó. Sin embargo, ella no es la única afectada.
El Municipio ha identificado a otros dos comerciantes que se encuentran en una situación similar y se está evaluando la ayuda pertinente.