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En puentes de Quito se colocan vallas para evitar que la gente se suicide
Quito está entre las ciudades donde más se registran alertas por intentos de suicidio. Experto explica que las medidas no deben ser reactivas
Entre enero y agosto de este año se registraron 178 suicidios en la capital, según la Secretaría de Salud. Los puentes de El Chiche y Gualo han sido considerados ‘puntos calientes’ o los más mediáticos donde ocurren estos sucesos.
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicido constituye un problema de salud pública, pero es prevenible. Las cifras del ECU-911 sitúan a la capital como una de las ciudades donde más se registran intentos de suicidio, seguida de Ambato y Cuenca.
Desde el Cabildo se inició la colocación de barreras de seguridad en ambos puentes, con el objetivo de disminuir la cantidad de casos.
Los trabajos consisten en construir barreras reforzadas de 2,08 metros de altura, con postes de acero y pintura anticorrosiva. Se prevé que estén listas en 60 días.
No es suficiente
La OMS detalla que las personas se suicidan mediante la asfixia, las armas de fuego, la intoxicación con drogas y alcohol y el envenenamiento con plaguicidas y productos químicos. Estos representan el 91 % de los suicidios en la región.
El psicólogo Armando Camino, jefe de la unidad de salud pública del Club de Leones, explica que lo primordial es educar a la sociedad para observar las señales. “Hay tres estados: el pensamiento, la planificación y la acción. Se debe trabajar lo más pronto posible, antes de que lleguen a la acción”, comenta.
Pablo Analuisa, jefe de la Unidad de Prevención Integral de Adicciones y Salud Mental de la Secretaría de Salud, reconoce que los puentes no son la primera forma que se opta para un suicidio, por eso la medida “es una parte de la estrategia”.
El funcionario comenta que hay dos modalidades más: la atención psicológica mediante el ECU-911, es decir, quien esté a punto de atentar contra su vida puede comunicarse a esa línea. “Hay seis psicólogos 24-7”, afirma.
La otra son las teleconsultas, que son derivadas de la primera atención en el sistema de emergencia. “Se propone un plan terapéutico. Y si la complejidad es alta, ya es presencial”, agrega.
Todo sirve
Roberto Castelo, guía turístico, comenta que aunque paisajísticamente no es muy llamativa, la medida es necesaria. “No es suficiente, creo que es un apoyo más a todo lo que se debe hacer. El Estado debe invertir más en esto”.
Por su parte Rosa Palacios, empleada privada, opina también que es una parte de la solución. “Tomando en cuenta que las terapias no son muy asequibles, deben existir más centros de apoyo psicológico presenciales”, sugiere.
Manuel Alejandro, empleado público, considera que el trabajo está en las familias y en el entorno educativo. “La gente (que pretende quitarse la vida) se irá a otros sitios. Todos los puentes peatonales son posibles lugares de suicidio, no se puede vallar todo”.
Analuisa considera que el vallado sí resultaría más efectivo que la presencia de personas en los puentes. “Los profesionales no podrán estar 24-7 y en algunos casos no alcanzarían a intervenir”.
Lo que serviría
Para Camino, las autoridades deben realizar primero un mapeo de las entidades no gubernamentales que pueden ofrecer servicio psicológico gratuito o de bajo costo.
“También se debe evaluar para saber de qué equipos se dispone para enfrentar esto. Se necesita incluso la parte espiritual”, agrega el psicólogo.
Un equipo multidisciplinario sería necesario, puesto que las causas son diversas. “No se puede generalizar, existen factores sociales, familiares e incluso fisiológicos que inciden en el suicidio”, asevera.
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