Irene Arboleda vive en Mira, provincia de Carchi. Tiene 52 años y gran parte de su vida ha estado rodeada de situaciones paranormales, algo que empezó desde niña. Esta profesora escolar le cuenta a EXTRA los momentos más tétricos que le llegan a su memoria.

Tenía 9 años cuando jugaba con sus primas. “Las tardes las aprovechábamos para ir al campo. En ese tiempo nos íbamos a un sitio que solamente tenía potreros en Mira y solíamos jugar al papá y a la mamá”.

Recuerda que llevaba zapatillas porque recién se había bañado. Mientras jugaban cerca de una quebrada, Irene escuchó un llanto que lo asemejó al de una sirena.

“Se lo dije a las muchachas y ellas también lo escucharon”. Les pareció raro porque por ahí no había nada. Cuando recogían sus cosas apareció un hombre alto, con barba tupida, acompañado de un perro enorme.

El hombre las persiguió un buen trecho, pero corrieron tan rápido que no logró atraparlas. Cuando Irene averiguó sobre aquella aparición, la gente le contó que pudo ser el espectro de un habitante que asesinó a su familia quemándola dentro de su casa.

Rezos y entes

Irene siempre ha trabajado en zonas rurales y en una ocasión fue hasta una parroquia llamada Juan Montalvo. “Estábamos alfabetizando junto a una compañera, pero nos cogió la noche. Como no hubo carro para regresar a nuestras casas, nos quedamos a dormir en la vivienda de una amiguita”.

Ambas durmieron en una sola cama y la profe se acomodó cerca de una puerta. A las 03:00 escuchó a un grupo de personas que bajaba por la calle y rezaba un rosario. Pensó que se trataba de una procesión, pero eran entes: en realidad no había nadie en la vía.

Cuando se lo comentó a la amiga que les dio posada, ella le contó que posiblemente se trató de apariciones que iban a una piedra llamada Chugchurrumi, considerada como mágica y que está en Juan Montalvo.

Parálisis del sueño

Pero estos encuentros con lo paranormal no han sido los únicos. Irene también ha experimentado situaciones extrañas durante su descanso.

Señala que hace poco tuvo períodos de la denominada parálisis del sueño. La profesora dice que es una situación bastante angustiante.

“Soñé con un ente cadavérico, puesto una bata gris y con ojos grises. Eso me ahorcaba y en el sueño luchaba”, dice Irene. A pesar de tratarse de un momento onírico, ella se despertaba cansada como si en realidad hubiera peleado. 

Para Christian Cevallos, investigador de lo paranormal, este tipo de parálisis se asocia a un caso de percepción de espectros. “La persona sentirá que es una situación bastante real”.

Según Cevallos, personas que tienen encuentros paranormales poseen un don, como en el caso de Irene. Aunque para él, dependerá de quién viva estos sucesos para saber si le afectan o no en su vida.

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