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Procesión Cristo del Consuelo: historias de fe y duelo tras tragedia por vacunadores
Familiares de personas asesinadas y quienes clamaban por la paz en su barrio, recorrieron junto a la imagen de Jesús crucificado
Este año, un integrante de la familia Holguín Velasco no participó físicamente en la tradicional procesión del Cristo del Consuelo, que se realiza cada Viernes Santo en el suroeste de Guayaquil. Rodys, el mayor de tres hermanos, fue asesinado a tiros el 28 de agosto de 2024 en el suburbio porteño, luego de negarse a pagar extorsiones, conocidas como ‘vacunas’. Pese al profundo dolor por su partida, su familia mantuvo firme la fe y asistió al recorrido religioso como cada año.
La caminata comenzó a las 07:25 en la calle Lizardo García y la A, y concluyó en el Monumento de la Fe, en el sector del Cisne 2, hasta donde fue trasladada la imagen de Cristo crucificado.
“Para nosotros ha sido un año diferente. Mi hermano estaba presente en cada procesión. Esta es una fe que nos une como familia. Hoy le pedimos a Dios por su alma y por la paz del país. Por favor, ya no más delincuencia. Señor, limpia tanta maldad”, expresó René Holguín, mientras cargaba velas, rosarios y cruces junto a sus familiares. Todos vestían camisetas con el rostro de Rodys, como símbolo de memoria y resistencia espiritual.
También participaron Pedro Cedeño Chancay y su esposa Yajaira Sánchez, oriundos de Manabí y radicados en Guayaquil desde hace más de 30 años. Viven en la quinta etapa de la Balerio Estacio, una de las zonas más peligrosas de la ciudad, donde han sido testigos de numerosos hechos violentos.
René Holguín,
Comerciante
“Tenemos seis hijos y a todos les inculcamos el amor a Dios. Lamentablemente, en nuestro barrio hay jóvenes que han tomado malos caminos. Le pedimos a Dios que se arrepientan y dejen de causar daño. Cada año acudimos a esta procesión con esperanza”, manifestó Pedro, quien caminaba descalzo junto a su esposa, llevando los zapatos en una funda plástica.
Desde la parroquia Tarifa, en el cantón Samborondón, llegó Geovanny Peralta Castillo junto a su esposa e hijos, para recorrer los 2,5 kilómetros del trayecto, que incluyó las calles A, Francisco Segura, Balsas, Buena Fe, calle 1 y nuevamente Buena Fe, hasta el Monumento de la Fe. Este año caminaron descalzos para agradecer la recuperación de un ser querido y pedir por el alma de un familiar fallecido recientemente.
“Mi primo murió hace tres semanas de tuberculosis. Estaba preso y se había desviado del buen camino. Hemos venido a orar por él y por todas las personas que necesitan cambiar su forma de pensar. Doy gracias a Dios por la salud de mi familia”, expresó.
Entre los creyentes también estuvo Cecilia Quimi, de 57 años, guayaquileña residente en el sector de Mucho Lote 2. Caminaba orando y sostenía un vaso con siete velas encendidas, símbolo de sus hijos y familiares más cercanos. Mientras la cera caliente le escurría por los dedos, relató que su mayor agradecimiento era que su hijo no perdiera por completo la visión tras un accidente en su infancia.
“Mi hijo tiene 40 años. Cuando tenía cinco, jugando con otro niño, le clavaron una estaca en el ojo izquierdo. Lo perdió. Hoy doy gracias a Dios porque puede ver, aunque sea con un solo ojito. Le pido por la humanidad, que ilumine a nuestro presidente (Daniel Noboa) para que acabe con tanta delincuencia”, expresó con emoción.
Finalmente, Edinson Montoya llegó desde la ciudadela La Floresta 2 con una réplica del Cristo del Consuelo de más de un metro de altura, la cual suele colocar sobre un altar en su domicilio. Acompañado de su familia, recorrió las calles del suburbio con fe y gratitud.
“Solo pedimos salud y empleo, para que nuestro país mejore. Con fe, todo es posible”, exclamó.
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