Las medidas para frenar los contagios por COVID-19 en el país no se han definido y la incertidumbre crece. El Comité de Operaciones de Emergencias (COE) nacional ofreció que daría una respuesta y el único adelanto que dio, fue decir que no habría un confinamiento total.

Ante esto, las opiniones se dividen. Por un lado, el sector productivo manifiesta que encerrar a la población sería una catástrofe para los comercios, de por sí golpeados con la pandemia. Por el otro, los especialistas que defienden la vida en una crisis sanitaria que ha dejado más de 17 mil muertos en el Ecuador –según las cifras oficiales– y a punto de llegar a los 400 mil contagiados.

Patricio Alarcón, expresidente de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), está de acuerdo en que la salud es invaluable. Sin embargo, recomienda que para tomar una decisión ante el aumento de infectados, se deben analizar varios puntos.

“Las autoridades tienen que comprender que los contagios no se están dando en los comercios, sino en aglomeraciones y en lugares clandestinos. Nosotros estamos respetando todas las medidas de bioseguridad”. Enfatiza en que si se sigue adelante con nuevas decisiones, los más afectados serán ciertos sectores como los empresarios que tienen restaurantes, locales de venta y el negocio hotelero. Esto podría incluso incrementar al sector informal.

Gustavo Ruiz, presidente de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria de Pichincha (Capeipi), incluye a otro sector en la lista: el manufacturero. “El 80 por ciento de negocios que tenemos se los desarrolla de manera presencial” por lo que el confinamiento no es una opción para ellos.

Ruiz asegura que durante un año han afrontado la crisis solos. No han tenido apoyo municipal ni gubernamental que los ayude a sacar créditos con facilidades o al menos la eliminación de ciertos rubros.

Evitar el ‘Apocalipsis’

Entre las opciones que proponen la CCQ y Capeipi está que no se restrinja la movilidad vehicular y que se defina una sola medida. También la extensión de horarios en centros comerciales, la rigurosidad en el control de medidas de bioseguridad y de aforos.

Aunque para Eduardo Castro, presidente de la Sociedad de Neumología del Ecuador, este tipo de regulaciones dadas desde el año pasado –cuando comenzó la pandemia– no han tenido efecto. Y los resultados saltan a la vista.

“Las ocupaciones en hospitales son del 95 al 100 por ciento. Hay la presencia de nuevas cepas (brasileña y británica) y la única alternativa que tenemos es el confinamiento”; asegura.

Christian Rivera, docente en Riesgos de la Universidad Central, opina lo mismo que Castro. El objetivo del encierro es que las casas de salud del país se descongestionen. “Debemos comprender que estamos en una fase crítica y si avanza estaremos en el punto de decidir quién vive y quién no”, puntualiza.

Por eso se pide al menos 15 días de confinamiento total. Rivera precisa que para hacerlo se debe garantizar tres cosas: testeo masivo para saber quiénes tienen el virus, medicación para los enfermos y vacunación a los grupos de atención prioritaria.