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Avenida Simón Bolívar: las alternativas para que deje de ser la 'vía de la muerte' de Quito
Piden declarar en emergencia vial a la carretera. Habitantes de las zonas críticas describen cómo los peatones deben ‘torear’ a los carros para cruzar
En los cuatro años que Galo Mendoza trabaja como taxista a un costado de la avenida Simón Bolívar, a la altura de La Forestal, en el suroriente de Quito, ha presenciado más de 30 accidentes de tránsito con muertos.
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El más traumático para él fue cuando vio que el conductor de un vehículo, en estado de embriaguez, se subió a la vereda, chocó contra la parada de buses y aplastó a una señora que esperaba una unidad junto a su hija. La niña sobrevivió.
El taxista está de acuerdo con la propuesta del concejal Wilson Merino en que esta avenida sea declarada en emergencia vial por los altos índices de siniestralidad y mortalidad.
La autoridad explica que esta carretera fue construida para movilizarse a una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora; sin embargo, los conductores lo hacen a más de 120.
Por eso, el principal objetivo con la medida, según Merino, es que el alcalde apruebe el límite de velocidad. “Si se baja a 80 km/h ya es un logro”.
La Simón Bolívar tiene 58 kilómetros de longitud y se prolonga desde Tambillo, en el sur de la capital, hasta la avenida Panamericana Norte.
Fue construida para el descongestionamiento y fluidez del tráfico. Por aquí circulan aproximadamente 100.000 vehículos al día. Sin embargo, los constantes accidentes no permiten que ese objetivo inicial se cumpla, según los habitantes que viven a su alrededor.
Zonas peligrosas
El tramo de la carretera ubicado en La Forestal es uno de los seis puntos críticos en donde, según la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), suelen existir siniestros con mayor frecuencia por la configuración de la vía (ver infografía).
Mendoza señala que casi todos los siniestros se producen por el exceso de velocidad de los vehículos. Recomienda que se coloquen radares para controlar esto.
Gabriel Campos es un comerciante que vende caramelos en los buses. Afirma que ha visto decenas de choques y atropellos e, incluso él, se ha salvado de ser arrollado.
Una compañera suya, quien solía ofrecer papas fritas, murió aplastada por un camión. “El vehículo se subió a la vereda y se fue llevando a Miriam”.
Otro de los sectores conflictivos es la Loma de Puengasí. En este lugar, según la moradora Sonia Fuentes, la salida intempestiva de los vehículos y la aglomeración de personas en las paradas de buses causan frenazos y colisiones.
El 10 de marzo de este año, ocho carros estuvieron involucrados en un choque múltiple que dejó 10 heridos. Un tráiler que llevaba aceite y detergente se volcó en la avenida Simón Bolívar, aplastando a tres vehículos y provocando el choque de otros cuatro más.
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El concejal Merino explica que en esta zona se pueden salvar vidas al impedir que sea una vía rápida. El funcionario señala que las velocidades más elevadas conllevan un mayor riesgo de colisión y una mayor probabilidad de lesiones graves.
Según un estudio técnico que realizó, el aumento de 1 km/h en la velocidad media de un vehículo significa un incremento del 3 % en la incidencia de colisiones con heridos y del 4 a 5 % en la incidencia de colisiones mortales.
La tragedia más reciente que provocó que la autoridad planteara la declaratoria de emergencia ocurrió en la curva de Guápulo, una de las zonas más conflictivas. El 6 de octubre pasado, el conductor de un camión mezcladora de cemento perdió los frenos, rompió el muro de contención y se pasó al otro carril, en el que aplastó a un carro y a una furgoneta. Murieron los tres conductores.
Uno de ellos era Luis González, un contratista de 54 años, quien murió ahogado con el concreto que se derramó de la hormigonera. Durante el funeral, sus tres hijos imprimieron varias fotos de ellos junto a su progenitor y lo colocaron junto al féretro.
Katherine, una de ellas, enfatizó en aquella ocasión que este hecho debe generar un precedente para que las autoridades tomen acciones para que esa avenida deje de ser llamada “la vía de la muerte”.
Este percance empujó a que el alcalde capitalino, Pabel Muñoz, acelerara el proceso de concesión de la avenida a una empresa privada para que se encargue de la administración y mantenimiento.
Sin embargo, Merino comenta que este proceso podría durar hasta dos años y recomienda tomar acciones antes de eso, para dejar de “contar muertos por accidentes de tránsito”.
Medidas drásticas
El redondel de Gualo, en el norte, es otro punto crítico de la avenida Simón Bolívar. En este lugar se suelen registrar atropellos de peatones. Por eso, desde julio de este año se construye un puente peatonal para evitar desgracias.
Luis Pilapaña, uno de los trabajadores de la obra, menciona que ha visto cómo los habitantes tienen que ‘torear’ a los carros para salvarse de ser arrollados. “En el poco tiempo que trabajo he visto cinco accidentes”.
Para Álvaro Guzmán, experto en temas de movilidad, si se declara en emergencia la vía se debe replantear cómo está diseñada.
Según él, hay que cambiar el objetivo por el cual fue creada, porque con el tiempo, la Simón Bolívar dejó de ser una carretera periférica y se convirtió en una vía urbana más en la que hay escuelas, negocios, empresas.
Guzmán concuerda con Merino en controlar eficientemente la velocidad en la que circulan los carros. Añade que se deben acompañar con otras acciones.
Por ejemplo, con la instalación de radares, la obtención de pistolas de control de velocidad y reorganizar las actividades de los agentes de tránsito para que estén destinados a patrullar la avenida constantemente. “La gente no se muere por parquear mal o infringir el pico y placa”.
La solución depende de un informe
Este martes 24 de octubre, durante la sesión del Concejo municipal, los representantes de la Empresa de Movilidad y Obras Públicas, de la Secretaría de Movilidad, de Comunicación y de la Agencia Metropolitana de Tránsito comparecerán en el pleno para entregar información técnica para conocer si es pertinente o no la declaratoria de emergencia.
Si la medida se aprueba, según el concejal Wilson Merino, lo primero es reducir la velocidad a 60 kilómetros por hora y sobre esta acción mejorar la infraestructura de los puentes peatonales y otras señaléticas.
Además de equipar con cámaras salvavidas a los agentes y crear un equipo exclusivo que patrulle la vía.
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