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Pese a la presencia militar, no paran los asesinatos en Daule y Samborondón
La policía de los dos cantones presume que el asesinato de los dos hombres estaría relacionado a un ajuste de cuentas
La intervención de los militares y la policía no paran los sicariatos en Daule. En menos 24 horas se registró otra muerte violenta. La víctima esta vez fue Anthony Gabriel Silva Dumes.
Eran las dos de la madrugada de ayer cuando el joven de 20 años conducía una motocicleta por las calles Bolívar y Vernaza, en el centro. Dos sujetos en otra motocicleta le cerraron el paso y le descargaron más de cinco disparos en la cabeza, tórax y espalda.
Los allegados de la víctima señalaron a la policía que el chico residía en este cantón y a esa hora salía a trabajar. “Lo madrugaron a plomo, ya no se puede transitar por las calles de mi Daule, los muertos no paran. No hay autoridad”, comentó Juan, habitante de la ciudadela Juan Bautista.
Por otro lado, Carmen lamentaba la pérdida de 200 dólares que había invertido en los ingredientes del desayuno que ofrecía en su restaurante ubicado a 15 metros de la escena del crimen. “Nadie vino a desayunar, todos los clientes se me fueron a otro lado por culpa de este muertito. Tendré que regalar lo preparado a mis vecinos y amistades”, detalló.
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Agentes de la Unidad de Muertes Violentas (Dinased) de Salitre recogieron tres casquillos percutidos 9 milímetros porque se presume que un fusil fue usado para ejecutar el crimen.
No lo dejaron almorzar
Pocas horas después, a punta de bala a Magno Enríquez Solís, de 63 años, le ‘pararon’ el almuerzo que degustaba en el portal de una vivienda de la avenida Santa Ana, centro del cantón Samborondón.
El hombre quedó recostado a una mesa con más de cinco disparos en la cabeza y tórax. Mientras los dos sicarios fugaron en una motocicleta con dirección a la vía Perimetral.
Hasta el cierre de esta edición, la Policía seguía con varios allanamientos en diferentes barrios del cantón para dar con la identidad y paradero de los asesinos que, al parecer, desde la mañana le hacían vigilancia. La Fiscalía investiga si la vivienda donde fue la balacera es o no de propiedad del fallecido.
“La ráfaga de balas no dejó que Magno se terminara el seco de pato que estaba degustando. Al parecer, los asesinos se equivocaron, los familiares están molestos y no quieren dar ningún tipo de información”, señaló José, comerciante de la localidad.
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