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El 'pesado' control de alias La Morsa en Nueva Prosperina: Tenían que bañarlo y levantarlo
Era Águila y tenía el control en Paraíso de la Flor. Por sus limitaciones de movilidad, coordinaba las fechorías desde su domicilio
Geovanny Martín Calvo Silva, alias La Morsa, ejercía un férreo control en el sector de Paraíso de la Flor, una zona del noroeste de Guayaquil, que forma parte del distrito Nueva Prosperina.
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Conocido por sus presuntas actividades delictivas, La Morsa lideraba una célula de la organización criminal Los Águilas. Su control no solo abarcaba la venta de drogas, sino también la extorsión a comerciantes y residentes, valiéndose del miedo y la intimidación para someter a sus víctimas, según reveló a EXTRA una fuente policial.
El pasado 12 de septiembre, Calvo y varios miembros de su organización fueron detenidos durante un operativo policial en el distrito Nueva Prosperina. Durante el arresto, se les incautó un arma de fuego y otras evidencias vinculadas a sus actividades criminales.
La Morsa era ampliamente conocido en la zona, no solo por su violencia, sino por su imponente físico. “Muchos lo llamaban ‘el hombre que no podía moverse mucho’, debido a su peso, pero eso no le impedía coordinar las operaciones criminales desde su domicilio”, comentó el investigador.
Su papel como líder de Los Águilas lo convertía en una figura clave dentro del crimen organizado.
Los habitantes del sector, temerosos de represalias, evitaban mencionar su nombre o su alias. A través de una ventana, un residente relató que la violencia y la intimidación eran las herramientas con las que La Morsa forzaba a la comunidad a pagarle grandes sumas de dinero, asegurando que el silencio era la única forma de evitar convertirse en su próxima víctima.
Lo agarraron sentado
El día de su captura, La Morsa, quien ya registraba antecedentes penales por tráfico de droga, en 2023, se encontraba sentado en el portal de una vivienda junto a otros dos miembros de su grupo criminal. Al notar la llegada de los agentes, intentó huir, pero debido a su estado físico, fue rápidamente aprehendido.
Según testigos, los mismos residentes que vivían bajo su dominio eran obligados a ayudarlo a levantarse y bañarse, mostrando el nivel de control que ejercía sobre ellos. Los tres detenidos fueron procesados por porte ilegal de armas.
“Disfrutan del poder”
Julieta Sagñay, psiquiatra y especialista en adicciones, explicó que este tipo de comportamiento es común en líderes de bandas criminales.
“Estos individuos disfrutan del poder, son egocéntricos, narcisistas y carecen de culpa o remordimientos. Encuentran placer en ver a otros sometidos, los usan de campaneros, de vendedores que a la vez son consumidores. Tienen fantasía de grandeza, se creen el capo Pablo Escobar”, sostuvo la experta.