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En otros países de la región, el autocultivo se encuentra controlado legalmente./ Canva

Ecuador: El cannabis, un bálsamo para dolencias físicas que encuentra trabas en la ley

Hay evidencia del uso medicinal de la marihuana en registros históricos de China desde hace esta cantidad de tiempo.

Imagínese, estimado lector, que de pronto esté prohibido prepararse una agüita de manzanilla para el dolor de estómago, o de albahaca para los gases, o de valeriana si busca un sueño tranquilo, justo en esta época de violencia y sobresaltos sin fin.

Usted seguramente se rascaría la cabeza extrañado y pensaría: “El mundo está al revés”. Es precisamente lo que piensan todos aquellos que se benefician de una plantita en especial que, pese a aparecer en manuales médicos desde hace miles de años, sigue siendo satanizada. Estamos hablando de la marihuana o cannabis.

Lo sabe perfectamente Carlos R., licenciado en Lengua y Lingüística con alma de químico, quien por su experiencia propia puede dar fe de todos los beneficios del cannabis. Él sufrió un accidente en 2006, cuando mientras andaba en bici fue impactado por un conductor ebrio. Recuperó el conocimiento en el hospital ocho días después, con fracturas de cráneo y en la pierna y brazo izquierdos, entre otras lesiones, además de una larga lista de medicamentos que lo mantendrían ‘nocaut’ el mes y medio que estuvo internado.

Se ha descubierto una larga lista de beneficios del cannabis/ Canva

Al volver a casa continuó su estado de sopor. “Tomaba entre ocho y nueve pastillas al día, fármacos fuertes como Rivotril (clonazepam, del grupo de las benzodiacepinas), que me tenían como un vegetal hasta las tres de la tarde en la cama. A esa hora, medio me levantaba somnoliento, sin ganas de hacer nada”, recuerda.

Harto de sentirse como un zombi, decidió dejar de tomar ciertas medicinas y bajar las dosis de otras, lo que obviamente generó que ciertos dolores se intensificaran. “Entonces leí que el cannabis me podía ayudar con mis dolencias. Aprendí que las personas nacemos con un sistema endocannabinoide, que regula procesos metabólicos y optimiza la función del organismo”.

Su primera opción fue fumar el cannabis y sí experimentó un notable alivio. Se sintió más tranquilo, menos agobiado, dado que aparte del dolor físico estaba afectado anímicamente, por verse en ese estado, sin empleo y con un divorcio encima, debido al caos que generó el accidente.

El aceite de cannabis es una de las formas más comunes de consumirlo/ Canva

Pese al alivio que sintió, sus dolores no quedaron contenidos del todo, pues sus lesiones fueron severas. Su deseo de recuperarse lo llevó a ‘meterse de cabeza’ en artículos científicos y textos de medicina, gracias a lo cual conoció los muchos beneficios de esta planta, algo que luego él iba comprobando en su propio cuerpo.

UNA FARMACIA EN CASA

Su camino como autodidacta lo llevó a dos grandes descubrimientos. Primero, el autocultivo, lo que le permitió dejar de abastecerse de lo que él llama ‘narco weed’ (marihuana del narco), para pasar a cosechar su propio producto, lo cual “es súper sencillo, para nada difícil”. Y segundo, conoció el mundo de las extracciones, que son procesos para obtener los componentes íntegramente y sin dañarlos.

Esto último es útil porque, por ejemplo, hay patologías que necesitan una mayor concentración de THC (principal constituyente psicoactivo del cannabis). “Por el accidente también sufrí daño neuronal en mi brazo. Mis dolores son horribles. El THC es lo único que puede calmar dolores crónicos. El CBD (otro componente) podrá ser legal, pero a mí no me hace ni cosquillas”, sostiene Carlos.

Actualmente la legislación ecuatoriana ha dado apertura a la comercialización de CBD, que es solo uno de los elementos que contiene el cannabis. Sin embargo, ese enfoque desconoce los beneficios del resto de componentes, como THC, CBN, CBG. La literatura científica expone que todos los cannabinoides son necesarios, pues sus efectos se complementan. Es decir, la planta tiene un equilibrio natural (‘efecto séquito’ se llama), así que el aislar determinados componentes puede desnaturalizar los beneficios.

Realizar extracciones también es sencillo, afirma Carlos, ya que se pueden hacer en casa y no implican mayores gastos ni equipos especiales. “Cualquiera con conocimientos básicos de cocina y perseverancia puede hacerlo”.

SE VA VENCIENDO EL PREJUICIO

Obviamente, dado todo el tabú que envuelve al cannabis, la familia suele ver con recelo recurrir a este tipo de terapias poco convencionales. Pero cualquier duda o temor que podían sentir los padres de Carlos fue olvidado cuando observaron su evidente mejoría.

“Mis papás veían que al fin tenía ánimos de levantarme de la cama, que estaba lúcido, porque podía conversar con ellos”, cuenta.

En Ecuador no se han permitido el uso recreativo de la planta/ Canva

Sus progenitores actualmente también recurren a esta planta medicinal ancestral. “Mi mamá tiene principio de párkinson. A ella le preparo un espectro completo (con casi todos los cannabinoides) y CBD, porque ella sufre de la presión. Mi papá se fracturó el fémur y tiene dolores propios de su edad, así que a él le doy un aceite de CBD”.

Con el THC hay que tener cuidado con personas con presión alta, cuadros de ansiedad crónica y ataques de pánico, advierte Carlos, “pero en esos casos se lo combina con THCA o CBN o con CBG. De ahí la importancia de todos los componentes”.

“Decir que la marihuana es ilegal es como decir que la manzanilla, o la ortiga, o la menta es ilegal. La van a seguir haciendo ilegal porque no les conviene a las farmacéuticas. El Gobierno prefiere que los ciudadanos usen el podrido sistema de salud pública, en lugar de recurrir a una planta que puede evitar una serie de enfermedades. Porque el cannabis es preventivo. Mi esposa y mi hija son propensas al cáncer y diabetes, por su historial familiar. Esta planta previene eso. ¿Cómo nos les voy a dar aceite de cannabis? Algo que yo cultivo y preparo en mi casa. Están locos”, expresa indignado.

Carlos creó la Fundación Costannabis, con la cual proporciona medicina preparada con esta planta a pacientes de escasos recursos de enfermedades como párkinson, alzhéimer, cáncer, depresión o de dolores crónicos.

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