José Gastón Robalino Rodríguez sentía un profundo apego por Muñeca, una perrita que cuidaba y alimentaba a diario. La lealtad del can se hizo evidente en el momento más trágico: cuando sonaron los disparos que le arrebataron la vida a su ‘amigo’, ella no dudó en reaccionar. Sin entender lo ocurrido, salió corriendo detrás del sicario que había llegado a matarlo.

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Muñeca resultó herida en su pata delantera izquierda, mientras que José Gastón, de 37 años, recibió tres impactos de bala que le quitaron la vida al instante. Su hermano, que intentó enfrentar al agresor en un forcejeo, también fue alcanzado por un disparo en la pierna, pero se encuentra estable tras el ataque.

Familiares de José narraron que llevaba más de 15 años trabajando en el taller mecánico ubicado en la calle 22, entre Gómez Rendón y Maldonado, en el suroeste de Guayaquil. Alrededor de las 11:00 del jueves 3 de octubre, dos hombres llegaron en una tricimoto y le dispararon.

“Mi hermano no tenía problemas con nadie. Se dedicaba a trabajar honradamente. Unos minutos antes, él y mi otro hermano, que también trabaja en el taller, estaban comiendo un snack y tomando una gaseosa. Se sentaron un rato porque no había luz, estaban arreglando un bus cuando hubo un corte de energía”, relató uno de los familiares, visiblemente afectado por la pérdida.

José Gastón, quien tenía dos hijos, vivía a pocas cuadras del taller donde lo asesinaron. Otra allegada de la víctima, entre lágrimas, describió cómo Muñeca, tras los disparos, salió corriendo detrás del asesino. “Hay varios perros en el sector, pero mi hermano tenía un cariño especial por ella. Siempre le llevaba pan y comida”, contó.

Un trabajador del taller, cuyo dueño es el propietario de Muñeca, señaló que, aunque ya llevaron a la perrita al veterinario, aún no han podido extraerle el proyectil. “Apenas escuchó los disparos, salió corriendo para morder al asesino”, añadió uno de los colaboradores.

Una fuente policial indicó que, según las investigaciones, el motivo del asesinato podría estar relacionado con problemas entre la víctima y la actual pareja de su exconviviente, quien presuntamente sería miembro de una organización criminal.

“El asesinato parece haber sido motivado por un conflicto sentimental. La expareja de la víctima mantiene una relación con un individuo peligroso. Los familiares señalaron que el fallecido no tenía problemas con nadie y que tampoco pertenecía a ninguna banda”, explicó la fuente.

En la escena del crimen se encontraron siete vainas percutidas y dos balas deformadas.

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