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Penan por un féretro para ‘chamo’ asesinado en El Guabo
Se presume que lo descubrieron robando y le dieron un cartuchazo. Cadáver fue hallado debajo de planta de cacao
“Yo lo amaba, ¿por qué le tuvieron que hacer eso?”, gritaba desconsolada una mujer que quería abalanzarse sobre el cuerpo del venezolano José Oriol Ruiz, un joven de 23 años que fue encontrado muerto debajo de una planta de cacao.
El hallazgo se hizo a eso de las 17:40 del miércoles 20 de enero, en el cantón El Guabo, sitio El Garrido, por los predios de una finca. El extranjero tenía impactos de perdigones en la cara y cuello.
Los restos del venezolano permanecían, hasta la mañana de jueves 21, en el Centro Forense de Machala, debido a que sus familiares son de escasos recursos y buscaban ayuda para comprar un féretro y efectuar los trámites de sepultura en este país, pues menos aún cuentan con dinero para repatriar el cuerpo a su natal Venezuela.
Malos pasos
Según una moradora, el extranjero llegó a vivir al sector hace ocho meses. Con frecuencia trabajaba en la agricultura, pero últimamente lo veían en malos pasos. “Pasaba vendiendo celulares o herramientas que utilizamos en las fincas. Por último, lo vimos que estaba vendiendo un gallo”, aseguró una ciudadana que llegó al sitio del crimen.
Los habitantes de El Garrido creen que la motivación del asesinato fue que lo habrían sorprendido robando, aunque los agentes de la Dirección Nacional de delitos Contra la Vida (Dinased) de El Oro no pueden establecer una hipótesis a ciencia cierta, pues no encontraron indicios para iniciar una investigación. La familia del fallecido afirmó que nunca recibió amenazas de muerte.
Personal de Criminalística revisó el cuerpo y comprobó que el asesinato se cometió con una cartuchera, pues presentaba perdigones alojados en la cara y el cuello.
Mientras el equipo de investigadores buscaba evidencias que ayuden a determinar las causas del crimen, llegaron los familiares, quienes querían abrazar el cuerpo, pero los policías lo impidieron.
A una distancia de cinco metros de donde estaba Ruiz, los allegados no paraban de lamentarse. “No es un perro para que lo maten de esa manera”, dijo su hermana, quien juró dar con el paradero del asesino de su ser querido.
El padre del fallecido, Pedro Ruiz, aseguró que nunca han tenido problemas. De la misma manera confesó que su hijo era consumidor de drogas y que por más que sus seres queridos lo aconsejaban no dejaba el vicio.
El progenitor reveló también que varios de los amigos le comentaron que la víctima, en las últimas semanas, supuestamente se dedicaba a hurtar artículos de valor para luego venderlos en El Guabo y así conseguir dinero. Por esto presume que alguien lo encontró robando y le dio un cartuchazo.