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Los familiares del pequeño estaban buscando un sitio para sepultarlo.Gelitza Robles

Paro cardíaco le quitó la vida a niño tras comer un chupete

Los familiares no hallaban sitio donde sepultarlo hasta ayer. Esperan que la policía investigue el hecho. No conocían al hombre que le dio el dulce

Se acabaron las risas. No habrá más correteos y juegos. Todos en el hogar del pequeño Teddy, ubicado en la Isla Trinitaria, parecen estar en shock. Tampoco hay explicación sobre su muerte. Los resultados de la autopsia que le practicaron al cadáver del niño, de dos años y 11 meses, solo arrojaron un paro cardíaco.

Según su familia, no hubo más detalles de la muerte del menor de edad que los dejó sin palabras. Ayer solo había fuerzas para intentar encontrarle un nicho en el cementerio Ángel María Canals, donde pretendían sepultarlo.

¿Envenenamiento? No creen, dice Dennisse, su tía, quien estuvo junto a él minutos antes de que su salud se empezara a deteriorar la tarde del pasado sábado, una que prefieren olvidar. Ese día, el infante la acompañó a comprar una medicina que le aliviara un dolor intenso en su pecho.

En la farmacia, un señor llenito y de baja estatura, describe, le regaló uno de esos chupetes de leche, con envoltorio plateado. Como el hombre estaba acompañado de otros dos niños, que estaban comiendo el mismo dulce, no dudó.

Esto hizo pensar a la familia, en primera instancia, que el dulce pudo haber provocado el deterioro en la salud de Teddy, quien minutos después de consumirlo empezó a quejarse de un dolor de barriga intenso.

Sin embargo, los parientes del niño descartaron esa teoría porque otros dos niños, primos de Teddy, también saborearon el chupete y no presentaron malestar alguno.

No obstante, sí esperan que la Policía investigue lo ocurrido, pero ayer, recalcaban, no tenían fuerzas para pensar en nada. Al hombre que le regaló el chupete no lo han vuelto a ver, ni tampoco es alguien conocido en el sector.

Además, se quejan de la atención recibida en el centro de salud donde el pequeño fue llevado en primera instancia. “Aún respiraba cuando llegó allí y solo lo revisaron y nos dijeron que lo llevemos al hospital del Guasmo”, dice Dennisse. Cree que si le hubieran dado los primeros auxilios en el lugar quizá el niño estuviese aún con ellos.

La mamá del fallecido andaba de un lado para otro buscando sitio donde enterrarlo. La adolescente, de 16 años, recalca que, según la autopsia, no hubo envenenamiento.

Sin embargo, Patricia Ordóñez, médico pediatra, insta a tener más cuidado con lo que los niños se llevan a la boca. Insiste en que no es conveniente dejarlos recibir nada comestible que no sea parte del entorno familiar. Incluso, dijo que debe haber restricciones dentro de la propia familia. “Debemos empezar a crear una cultura de enseñarle a los niños que no deben comer dulces que no sean de papá, mamá o las personas más cercanas. Porque hay que recordar que en nuestro país muchas violaciones y actitudes violentas contra los niños ocurren dentro de su misma familia”, dice.

A pesar de que, según sus parientes, no creen que hubiera envenenamiento, la doctora dice que bajo la lengua hay muchos vasos sanguíneos y conductores que hacen que -de haberlas- las sustancias tóxicas lleguen rápido al organismo. “La atención médica, al primer indicio de malestar, es primordial para poder realizar un lavado estomacal”, dijo.

Los parientes de Teddy mencionaron que el pequeño no tenía ninguna enfermedad y su muerte, además de dejarles un dolor en el corazón, los llena de interrogantes que esperan que sean investigadas por la Policía.