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¡Pararse para el ‘cuerpeo’ cuesta!
En la 17, las sexoservidoras pagan para ‘camellar’. El precio depende de la esquina donde se ubiquen y su afluencia
La golpiza entre dos trabajadoras sexuales el último sábado, en las calles 17 y Letamendi, en el suburbio de Guayaquil, puso en evidencia que la prostitución clandestina puede causar una serie de problemas sociales, entre ellos las riñas.
A unas cuadras de aquella esquina se ubica el Barrio de Tolerancia (18 y Brasil), cuya dirigencia aclaró que las sexoservidoras envueltas en el ‘pito’ no pertenecen al popular reducto del placer ‘guayaco’, pero que un incidente de este tipo les podría perjudicar.
“Tememos que nos mezclen en el mismo saco. Nosotros estamos en un plan piloto y nos preocupa que las autoridades piensen que no estamos cumpliendo el acuerdo al que llegamos para abrir tras el cierre que se dispuso por la pandemia”, comentó Brenda Rentería, presidenta de la Asociación de arrendatarios de la ‘6x3’.
La fémina indicó que urge controlar dicha actividad ilegal en la 17, no solo porque representa un riesgo de inseguridad, sino también biosanitario, pues allí las damas ejercen el oficio más antiguo del mundo sin que se hagan una prueba de COVID-19 cada 15 días, como ocurre en la 18.
Rentería ha intentado regularizar a las trabajadoras sexuales ilegales, pero no ha logrado que se sumen a la red de prostíbulos que preside.
PAGAN EL 'PARQUEO'
En la 17, las esquinas del deseo carnal no son tan improvisadas como parece. Allí, e incluso en áreas cercanas, a las sexis muchachas les cobran la permanencia, refirió Alexandra Jiménez, capitana de Policía y jefa del circuito Salinas al cual pertenecen todas estas zonas.
Las tarifas que deben pagar para ‘camellar’ tranquilas dependen de qué tan concurrida sea la intersección a donde ofrecen sus servicios.
“Según información reservada cobran tres dólares a las mujeres por estar paradas. Por ejemplo, desde la calle Brasil hasta Gómez Rendón hay seis puntos especiales; cada punto vale seis dólares”, dijo la uniformada.
En tanto, desde Gómez Rendón hacia Calicuchima o Letamendi, el valor monetario puede variar de $1 a 3, según la esquina específica. Sin embargo, Jiménez acotó que no han podido establecer qué personas están detrás de este esquema tarifario.
La gendarme añadió que han logrado determinar cómo se organizan las chicas para ubicarse, de acuerdo a factores como la edad. Además, hay un grupo de ellas que provienen de otros sectores de la ciudad, quienes para evitar problemas con las féminas que llevan tiempo por ahí se reúnen en un solo lugar.
Según un cálculo policial, unas 320 mujeres se dedican a tal negocio de forma irregular en los alrededores del Barrio de Tolerancia. Muchas ‘migraron’ de otras zonas de ‘cuerpeo’ ilegal, como los alrededores del parque Victoria, la avenida 9 de Octubre, la parroquia urbana Pascuales y unas hasta llegaron desde Quito, la capital de la República.
De acuerdo a la información recabada por los uniformados, en la 17 y Gómez Rendón se ubican las prostitutas más jóvenes; en la 16 y Maldonado, trabajadoras sexuales que llegaron de otras áreas de la ciudad; en Gómez Rendón y la 19, trabajadoras sexuales trans.
Jiménez, al igual que Rentería, ha intentado convencer a las sexoservidoras para que trabajen legalmente, pero ellas no quieren.
QUE EL PLACER SE MUDE
Para el arquitecto y planificador urbano , Johnny Cóndor, Guayaquil debería destinar un área fuera del perímetro urbano para el desarrollo de servicios sexuales, para que de esa forma el suburbio sea una zona netamente residencial, evitando así problemas delictivos y conflictos entre las prostitutas.
El experto aseguró que una medida de ese tipo favorecería, además a la movilidad, pues analizó que a causa de estas actividades, tanto la 17 como la 18 suelen congestionarse a ciertas horas del día.