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El implicado, de 35 años, fue llevado esposado a un juzgado, el 21 de abril, para que responsa por el supuesto delito..JUAN FAUSTOS SANDOVAL

Guayaquil: Un pequeño hueco en la pared permitió ‘sapear’ y denunciar la violación a una niña

La propia víctima hizo el agujero en la pared de su dormitorio, por el cual su vecina observó el aberrante acto del individuo

Con sus juguetes busca restañar las heridas físicas y emocionales que le produjo el abuso del cual fue víctima, presuntamente, por parte de su padrastro. Camila no es muy consciente de lo grave de la desgracia que le arrebató la sonrisa. Sin embargo, su estado de ánimo no es el de una niña de 11 años: su rostro refleja angustia y depresión.

Durante tres años, la pequeña calló los ultrajes sexuales a los que era sometida constantemente. El miedo a que sus hermanos quedaran sin su padre y al peligro que correría su vida, si ella revelaba el acto, la obligaron a guardar silencio.

Mas, un orificio que ella hizo hace pocos meses en la pared que comparte con la casa de su vecina, en una cooperativa de vivienda ubicada en la vía a la costa, permitió que se descubra y termine su martirio. Esta historia de terror se conoció la mañana del martes 20 de abril.

El fiscal Wilson Álvarez, de la Unidad de Violencia de Género, contó a EXTRA que la vecina de la niña, al percibir un olor a arroz quemado -que provenía del departamento donde habita esta, junto a sus dos hermanitos, su madre y el padrastro-, se asomó por el agujero que da a un dormitorio.

“Lo que vio la horrorizó. La niña estaba siendo violada por su padrastro. Entró en pánico, no sabía qué hacer, tomó su celular y grabó el aberrante acto para tener pruebas que sirvan para judicializar al hombre, enseguida le avisó a su hija y juntas llamaron a la Policía”, manifestó el funcionario judicial.

La mañana de ayer el hombre fue procesado por violación y de acuerdo al artículo 171 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) la pena por el delito es de 19 a 22 años.

Álvarez indicó que la moradora enseñó a los uniformados las grabaciones que mostraban el ultraje sexual en contra de la niña, presuntamente por su padrastro, lo que fue suficiente para que los agentes lo detuvieran y lo trasladaran hasta la Fiscalía del Guayas, en calidad de detenido.

En la Unidad Judicial, Camila no solo fue sometida a un examen ginecológico que confirmó que fue violada, también el fiscal a cargo del procedimiento escuchó su doloroso relato.

“La pequeña narró que desde que tenía 8 años era violada por su padrastro, quien comenzó acariciándole los brazos, el rostros, las piernas, después empezó a besarla y a tocarle sus partes íntimas, que ella no contaba a nadie lo que pasaba porque no quería que sus hermanos crecieran sin papá”, manifestó el fiscal.

Camila contó a la autoridad judicial que cuando su madre salía de casa para trabajar su padrastro le decía que se acostara en la cama y se quitara la ropa, luego de violarla le exigía que se bañara con él.

En su afán de que la vecina se percate de los maltratos, la menor hizo un orificio en la pared de su dormitorio. La señora vio algo peor, la violación”.Wilson Álvarez, Fiscal

“La niña dijo que el conviviente de su madre la obligaba a decirle que lo amaba y que si no lo hacía le gritaba y la insultaba. También le prometía que le iba a comprar juguetes, patines y una bicicleta, era otra forma de manipularla. La menor afirma que ve sombras, escucha voces e incluso ve a un bebito llorando pidiendo ayuda, todo es producto del trastorno que ha vivido”, explicó el fiscal.

El funcionario manifestó que la vecina que denunció el delito sexual comentó que en la casa donde habita la niña, en horas de la mañana, provenían gritos. “Al parecer, la madre también maltrataba a la criatura”, sostuvo.

Sufre de depresión

El examen psicológico practicado a la menor de edad, por un perito de la Fiscalía, reveló que ella presenta un estado de ánimo depresivo y que no es consciente de la magnitud de su desgracia.

Este Diario consultó a un especialista de la salud mental, el psiquiatra Juan Montenegro, quien señaló que a los 11 años la menor puede contar lo que está pasando, pero que indudablemente ha sido amenazada y por eso atraviesa por un problema depresivo que le dificulta tener una adecuada convivencia, por lo que su esfera afectiva y evolutiva ha sido afectada.

“Ella necesita ayuda de profesionales de la salud mental para que su condición no empeore y no vaya a terminar en una situación no deseada”.

Nota: El nombre de la menor de edad fue cambiado para proteger su identidad.