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¡OnlyFans no es 'nopor', es erotismo virtual!
Quienes publican en esa plataforma piden un freno al estigma social que enfrentan por ejercer esta labor digital. Un psicólogo les da consejos
Con la frontalidad que la caracteriza, Karla Vacacela Arias habló con su madre y su hija adolescente del proyecto que estaba por iniciar ocho meses atrás. Les dijo, sin rodeos, que iba a crear una cuenta en OnlyFans, la popular plataforma en la que mayormente se difunde contenido erótico.
La joven, de 29 años, recuerda que su muchacha fue quien le hizo más preguntas al respecto. Por eso le aclaró que solo iba a publicar fotos sensuales y no pornográficas.
El círculo cercano a Karla la apoyó de ‘una’ en su idea. Incluso le ofrecieron hacerle fotografías profesionales o maquillarla. Pero también existe la otra cara de la moneda. Aquella parte de la sociedad que tilda como prostitución al emprendimiento digital desde esa plataforma.
“Tengo desnudos artísticos, fotos y videos en lencería, pero no se ve nada explícito. Es como poner un material gráfico para que cada quien le dé rienda suelta a su imaginación. Nadie te toca el cuerpo”, refiere la veinteañera.
Ella se autodefine como una mujer acostumbrada a romper barreras. Es egresada de la carrera de Psicología Clínica y está próxima a obtener su título. Además, vende juguetes sexuales desde hace ocho años. Y el tener una cuenta en OnlyFans no solo simboliza un método para ganar dinero, sino, incluso, una forma de combatir los estereotipos, recalca.
“Vivimos en una sociedad machista y violenta. Desde pequeños nos han inculcado que la mujer tiene que ser de la casa. Pero si una se empodera de su cuerpo y hace algo que le genera placer es mal vista. Es trabajo de todos empezar a romper ese esquema agresivo contra nosotras”, expresa.
Al analizar por qué esta modalidad virtual de erotismo tiene éxito, Karla menciona que, generalmente, quienes publican sus fotos se promocionan a través de sus redes sociales y quienes las siguen entran a sus perfiles de OnlyFans porque sienten empatía y agrado hacia ellas y deciden pagar por ver algo más.
LO QUE MÁS SOLICITAN
Eva, otra creadora de contenido y quien pidió que no se revele su identidad completa, menciona que en ocasiones ellas pasan a ser una especie de novias virtuales, pues a más de enviar imágenes sexis, deben responder los mensajes que los suscriptores les mandan en la plataforma. Ellos sienten una conexión con quien les gusta.
Otra cosa que agrada a los usuarios es que pueden pedir que les cumplan fantasías, conversa Eva.
“Hay mucha gente a la que le encanta los pies y pide videos de esa parte del cuerpo moviéndose de una forma determinada. Hay otros que quieren videos sensuales en donde mencionen sus nombres”, agrega.
Eva tiene usuarios principalmente de Estados Unidos y Canadá, pero también de Ecuador. Indica que la preferencia en común entre ellos es que siempre solicitan filmaciones donde las chicas aparezcan completamente desnudas y de frente. Ella solo les ofrece posar de lado para no mostrar del todo sus partes íntimas.
En tanto, Karla dice que algunos usuarios piden que les vendan y les envíen medias o lencería utilizadas por ellas y que estén sin lavar. O están dispuestos a pagar para que les manden audiovisuales netamente sexuales, pero cada una decide hacerlo o no. Ella se negó a muchas propuestas subidas de tono.
PERCEPCIÓN DE LO ALCANZABLE
El psicólogo y sexólogo Rodolfo Rodríguez explica que quienes se suscriben a la plataforma lo hacen porque, a diferencia de las páginas pornográficas, sienten que las personas a las que ven en las publicaciones son alcanzables. Muchas veces podrían vivir en la misma ciudad, lo que implica que sea posible toparlas de casualidad en algún sitio.
“De esa forma cambia el aspecto erótico porque el usuario ya no dice, por ejemplo, ‘¿esta actriz dónde vivirá?’. Ya saben que las podrían encontrar en la calle con facilidad, entonces es distinto el placer”, explica el especialista. Esa relativa cercanía hace que cambie la experiencia final.
Rodríguez también recalca que estas producciones entran en un cierto nivel de erotismo, pero no al punto de ser algo pornográfico; en este último ámbito hay una aproximación de las cámaras a los genitales, con penetración y actos sexuales explícitos, que por lo general no lo hacen las chicas del Only.
“Sin embargo, ya están enseñando su cuerpo, están rompiendo ese espacio de lo íntimo, del pudor y ya se muestran públicas en ese aspecto; por ende, son objeto de consumo y, con una ciudadanía machista, eso puede traer significativamente problemas”, opina.
DIFERENCIAR LAS COSAS
Rodríguez refiere que precisamente el verse como un producto de consumo es una de las posibles consecuencias que podrían tener las féminas que difundan estos contenidos, “porque no logran desprenderse del rol que hacen en la plataforma frente al que desempeñan en la vida real y con la pareja”.
Por eso el experto aconseja que, quienes se interesen en incursionar en esta actividad, se informen bien de qué se trata, en qué consiste y sepan el marco legal que la sustenta.
“Ellas deben aprender que eso es un negocio y deben trabajarlo como tal. Mientras estén haciendo su contenido deben estar enfocadas en eso, pero al concluir tienen que volver a ser las mujeres habituales”, acota el experto.
Además, cree necesario que ellas sepan proteger sus cuentas, claves y espacios.
Tener en cuenta lo que enseñan y lo que no, como por ejemplo publicar dónde viven, dónde compran o los sitios que frecuentan, pues esto podría ocasionar el riesgo de que alguna de las personas que las ven pretendan encontrarlas con algún fin malintencionado.