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Ocho asaltantes provocaron terror en casa de un sargento
Ingresaron a robar, pero al descubrir que la víctima era policía uno de los delincuentes pidió que lo maten
Elizabeth no ha podido dormir con tranquilidad desde ayer miércoles 22 de julio, después de que ocho sujetos ingresaran a su vivienda con armas de fuego para robar. Aún siente en su boca esa fría arma con la que la amenazaron, y de su mente no salen esas palabras de sentencia cuando descubrieron que su esposo era sargento de la Policía. “¡Es policía, mátenlo!, dijo uno. Solo le supliqué que no nos lastimen y que se lleven todo lo que quisieran de la casa”, recordó Elizabeth.
Contó que eran más de la 01:00 del mencionado día cuando los perros ladraban desesperadamente. Entonces, su cónyuge salió a observar qué sucedía y vio a un hombre parado en medio de la carretera con un celular, frente de la casa, en el sector de Pondoa de la parroquia Augusto Martínez de la ciudad de Ambato en la provincia de Tungurahua.
En el instante en que se disponía a sonar la alarma comunitaria, ocho sujetos lo encañonaron dentro de su vivienda. De inmediato tomaron a la mujer, a quien la apuntaron con un revólver en la boca y otro en la cabeza. A él le pusieron el arma en la cabeza para atarles las manos.
“No recuerdo el tiempo que estuvieron, pero para mí fue una eternidad. Eran tres mujeres y cinco hombres que incluso amenazaron con quemar a mi hijo para que les dijéramos dónde teníamos dinero. Pero no había nada. Revisaron toda la casa y se llevaron seis bicicletas de alta gama porque somos ciclistas, 300 dólares y otros enseres. Cuando ya se iban descubrieron que mi esposo es policía y ahí uno dijo que lo maten. En mi mente no dejaba de rezar y le supliqué por su vida. Escucharon”, manifestó la afectada, de 33 años.
A los pocos minutos que se fueron lograron desatarse. Elizabeth activó la alarma comunitaria y el sargento junto al cuñado se fueron detrás de los hampones que huyeron en dos autos. Mientras escapaban, tres de las bicicletas se desprendieron y lograron recuperarlas.
“En el barrio somos unidos y no vamos a permitir la presencia de los delincuentes que ponen en riesgo a las familias. Apenas tocaron los parlantes todos salimos a buscarlos, pero no los encontramos.”, narró Piedad Ortiz. (YIE)