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El ocaso de Las Peñas: delincuentes acechan a turistas y comerciantes
En este barrio y en las escalinatas del cerro Santa Ana, los turistas nacionales y extranjeros, así como los comerciantes locales, son víctimas de robos
Un grupo de 10 turistas quiteños paseaba por la calle Numa Pompilio Llona como si nada en la tarde del miércoles 8 de mayo. Esta vía empedrada, junto al río Guayas y al cerro Santa Ana, los había cautivado por sus casas coloridas, arte esparcido en cada rincón y la atmósfera de la época colonial de Guayaquil.
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El asalto a turistas en el Barrio #LasPeñas, uno de los lugares turísticos de #Guayaquil, genera una gran preocupación entre los ciudadanos, ya que esto refleja la ausencia de #seguridad en el sector, pero sobre todo de la #PolicíaDeTurismo.
— Mau Sukonota (@MauSukonota) May 7, 2024
Hacemos un llamado a @PoliciaEcuador pic.twitter.com/AmHs0uBY7C
Parecían no estar atentos a la posibilidad de que en cualquier momento algún delincuente podría robarles sus pertenencias, como sucedió la noche del 30 de abril con tres jóvenes, una extranjera y dos locales, que caminaban por allí.
“Nosotros nos sentimos tranquilos, por eso andamos con el celular en la mano”, dijo Patricio Llagla, uno de los integrantes del equipo de trabajo que había llegado a la ciudad por negocios.
“Aquí nunca se está seguro, yo mismo he visto cómo los ladrones aparecen de la nada, les quitan todo a los turistas y luego huyen por las escalinatas (ubicadas a mitad de la Numa Pompilio Llona)”, dice Juan, guardia de seguridad y quien presenció cuando robaron a las tres personas el 30 de abril.
“Era una señorita argentina y dos hombres ecuatorianos. Ellos buscaban divertirse, cuando de repente, el tercer ladrón estaba en las escalinatas (diagonal a su puesto), me apuntó y me dijo: ‘Tú, callado, conchet…’ ¿Qué podía hacer si también estaba en peligro mi vida?”, relata.
A la extranjera le llevaron una mochila que tenía y a los jóvenes, en cambio, les quitaron los celulares, pero eso no les quitó las ganas de farrear. “La chica vino hacia donde yo estaba, se subió la blusa a revisar algo en la pretina del pantalón y se le vio un fajo de billetes allí. Ellos preguntaron por un lugar donde pasar el susto y yo les contesté que para eso estaba la casa”, cuenta.
Diego, dueño de un local de venta de artículos de paja toquilla, tuvo que reforzar la seguridad porque violentaron las puertas y entraron a robar en diciembre pasado.
“Las puertas son de madera porque nunca sentimos la necesidad de poner algún otro mecanismo, ya que creíamos que era una zona segura. Pero en esa fecha nos dimos cuenta de que no lo era, así que pusimos un refuerzo metálico y un sistema de cámaras, alarma y más”, explica.
Otra comerciante de Las Peñas, en su caso de souvenirs, tiene la precaución de aconsejar a sus clientes o a los turistas que le piden dirección que, al terminar de subir las escalinatas del cerro, unas 50 en total, tomen el camino de la izquierda y no el derecho, porque este último es un “nido de ratas”.
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