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La desgracia se presentó en el cantón Simón Bolívar de la provincia del Guayas.Miguel Laje

Obreros aplastados por quintales de fierros

Murieron al caerles una estructura que serviría de base para el puente que se levanta sobre el río que atraviesa el recinto La Playita, en Milagro

La tragedia ocurrió pasadas las dos de la tarde del viernes 11 de diciembre de 2020, pero sus cuerpos fueron levantados cuatro horas después. Durante todo ese tiempo, sus compañeros de trabajo se rascaban la cabeza una y otra vez, como queriendo volver al pasado.

Era evidente que tenían un nudo en la garganta, pero no se atrevían a comentar nada, pues no querían, de ninguna manera, poner en riesgo su estabilidad laboral. Sin embargo, se les hacía imposible ocultar el dolor que sentían al tener frente a ellos los cuerpos sin vida de Manuel Santiago Tigasi Chugchilán y Jonny Alexander Peralta Ruiz. Los jóvenes, de 21 y 26 años, fallecieron tras ser aplastados por una estructura de hierro que se convertiría en la base del puente que estaban construyendo sobre el río que atraviesa el recinto La Playita del cantón Simón Bolívar, en Guayas.

Ese día, cerca de veinte obreros cumplían con las funciones asignadas en la obra. Habían retornado del almuerzo y los moradores de esa pequeña comunidad observaban el avance de los trabajos, que iniciaron hace poco más de un mes.

Manuel Santiago, oriundo de Cotopaxi, y su compañero Jonny Alexander, de origen venezolano, trabajaban en la parte baja de la estructura de hierro.

Sus amigos desconocen qué fue lo que pasó con exactitud, pero recuerdan que en cuestión de segundos la pesada armazón colapsó y dejó atrapados a los dos jóvenes que, imposibilitados de poder salir, quedaron entre los hierros y el agua. No fue una muerte instantánea, pues a pesar de los golpes recibidos, clamaban por ayuda y fallecieron observando a sus desesperados amigos, que hicieron todo lo humanamente posible por salvarlos. Varios minutos después, los cadáveres fueron sacados del agua.

Equipos de protección

Dos de los compañeros, pidiendo la protección de sus identidades, aseguraron que un día antes alertaron al encargado de la obra, uno que tiene pocos días de haber llegado, sobre los riesgos que corrían todos los obreros. “Esa estructura estaba tambaleando y aun así no nos dieron ningún tipo de equipo de protección”, reveló uno de los apenados muchachos.

Un ciudadano que no quiso identificarse, pero que afirmó ser el “responsable del hormigón”, mientras revisaba unas facturas y recibos de pago, se limitó a responder que no estaba autorizado para dar declaraciones y que los trabajos no podían paralizarse. Contrario a lo que dijeron los obreros anónimos, solo expresó que todo el personal fue dotado de equipos y prendas de protección, pero que, supuestamente, les fueron robados durante los momentos en que intentaron salvar a los hoy fallecidos.

“Yo tengo fotos de eso”, indicó, pero nunca las mostró.