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Solo en el hospital Francisco de Icaza Bustamante, en Guayaquil, reciben cinco de estas emergencias al día.Fotos: Napoleón Domenech /EXTRA-Cortesía

¡Niños de 1 a 10 años son ‘clientes’ de salas de emergencias!

Entre 80 y 100 casos mensuales de ‘pelados’ que ingieren objetos extraños son atendidos en el hospital Francisco de Icaza Bustamante. En su mayoría, ocurren por descuidos de los padres.

Con el corazón palpitando a mil llegó Yadira hasta el hospital Francisco de Icaza Bustamante, ubicado al sureste de Guayaquil, desde la Isla Trinitaria. Cargaba entre sus brazos a su hija Kataleya, de un año de nacida, quien se había tragado una moneda de un centavo y requería ser intervenida de urgencia.

Entre 80 y 100 casos al mes se registran por esta patología en dicha casa de salud, indicó el doctor Tebelio Iglesias, jefe del área de Otorrinolaringología. Y Kataleya es parte de esta alarmante cifra.

“Diariamente atendemos entre tres y cinco casos, ya sea porque se han tragado una moneda, o por otros objetos extraños que se meten en las fosas nasales o en los oídos”, detalló.

Los casos que se repiten con frecuencia en el Icaza Bustamante, que recibe a pacientes de todo el país, son de infantes que se han tragado monedas de 1, 5 y 10 centavos de dólar.

Mientras que de las fosas nasales han tenido que extraer desde imanes, pasando por semillas de fréjol, maíz, naranja, pepas de arroz, maní y canguil, hasta pepitas de espumafón.

De los oídos de algunos ‘pelados’, los galenos han sacado tachuelas, clavos, cucarachas y hasta garrapatas con mucha frecuencia, debido a la presencia de mascotas en los hogares. En su mayoría, estos problemas no provocan lesiones auditivas, pero sí inflamación.

Si el niño se traga una moneda, esta se aloja en la parte superior del esófago, por lo que se debe sedar inmediatamente al paciente para ser sometido a una intervención quirúrgica para extraer el objeto. 

“En este caso es una emergencia, pero no provoca trastornos respiratorios, ni lesión. Tampoco pone en riesgo la vida de la criatura”, indica Iglesias.

Si la moneda pasa al estómago, el paciente es ingresado hasta que la expulse en las heces fecales.

Los menores de edad de uno a diez años son los que más acuden a hospitales por tragarse objetos extraños. En el caso de los más pequeños, según el experto, estas emergencias ocurren por descuido de los padres, quienes dejan objetos al alcance de ellos.

Los cuerpos extraños (tachuelas, semillas de girasol, maní) que son aspirados por accidente pueden pasar a los pulmones y causar una lesión grave.

“Hemos tenido varios niños con ese diagnóstico, por lo que han debido ser tratados en emergencia, ya que es un cuadro más riesgoso porque se debe entrar a la vía aérea del paciente para extraer el objeto del pulmón”.

¿Cómo se detecta el problema?

El mes pasado, en China, un niño de cinco años fue intervenido de urgencia por tragarse 123 bolitas magnéticas mientras veía televisión.

En un primer momento, el pequeño les mintió a sus padres y les aseguró que únicamente se había tragado una bola, pero los progenitores decidieron llevar al niño al médico al ver que no lograba expulsar la bola de forma natural.

“El niño puede tragar líquidos, pero su manifestación (del problema) es el rechazo hacia las comidas sólidas. Allí es cuando recién el padre se da cuenta de la emergencia y acuden por ayuda médica”, dice Iglesias.

Tragarse un objeto filudo, como una espina de pescado, arete o pila de reloj, puede provocar hasta la perforación de la mucosa gástrica.

Los padres deben estar alertas a estos síntomas: asfixia, tos, sibilancias, ruidos respiratorios, problemas para respirar o dejar de hacerlo (estrés respiratorio), dolor de pecho, garganta o cuello y dificultad para tragar saliva.

LAS SECUELAS

Pilas queman fosas nasales

Entre sus experiencias sobre estos casos, el doctor David Cotto, especializado en Otorrinolaringología en Argentina, tuvo que extraer un imán de las fosas nasales a una niña de 11 años, quien llevaba una semana con el objeto.

“Ella, por miedo a los padres, no había comunicado nada, pero como presentó síntomas al respirar y secreción purulenta en ambas fosas nasales, vino al hospital (Icaza Bustamante) y tras una radiografía fue intervenida quirúrgicamente”, contó. 

Debido a esto, la paciente tendrá secuelas hasta una nueva intervención médica.

Según el experto, tanto un imán como una pila de reloj en la nariz implican una urgencia que debe ser resuelta al momento. “En seis horas el ácido de la pila quema las fosas nasales y puede provocar secuelas al respirar”.