Exclusivo
Actualidad
Negocios ambulantes se ponen creativos para trabajar durante los apagones
Las carretas y quioscos de comida sufren con cada corte de energía. Se valen de focos recargables y la luz del celular para preparar los alimentos
¡En tiempos de oscuridad, el ingenio se prende! Y eso es lo que, por estos días, se observa en un Guayaquil con algunas zonas en tinieblas, pero con su gente con necesidad y ganas de trabajar a cómo dé lugar. Todo esto debido a los cortes de energía que aquejan a la ciudad desde hace dos semanas.
(Lea también: Vicente Auad Cevasco: ¿Quién es el nuevo gobernador del Guayas?)
Un ejemplo de eso la dan los empleados de la Carreta del Jefe, que con una linterna pegada en la frente para iluminar mientras preparan los alimentos y con la luz de una camioneta ayudando a aclarar la calle para que sus clientes sepan dónde están ‘metiendo el diente’, atienden a sus comensales desafiando a la oscuridad y a la inseguridad.
Alexander Marcillo, administrador de este negocio ambulante que se instala todos los días en las calles Costanera y Bálsamos (Urdesa) y que es conocido por sus 42 años de tradición, asegura que tuvieron que apelar a esta solución porque desde que comenzaron los apagones, el número de clientes se redujo drásticamente.
“Nos la estamos arreglando con el vehículo personal (para alumbrar el negocio) porque de eso se trata, de salir adelante y seguir trabajando a pesar de todo. Aquí la luz se va de 21:00 a 00:00 y atendemos hasta la 01:00, trabajamos cuatro horas a oscuras”, dice.
Agrega que no han optado por adquirir un generador de energía, primero, porque esto implica una inversión importante, aparte del valor diario del combustible para su funcionamiento; y, segundo, porque desconocen si los apagones continuarán por mucho tiempo o cesarán pronto, pues el Gobierno no entrega información clara al respecto.
En todo caso, lo que sí es certero es que incluso en la penumbra, los clientes del Jefe no abandonan. Nathaly Zúñiga y su esposo Víctor son clientes frecuentes de este negocio y hacen un viaje de alrededor de 30 minutos desde Mucho Lote 2 (noreste) para comer sus hamburguesas y hot dogs.
“Vinimos a probar suerte porque sabíamos que a esta hora (22:00) no hay luz en este sector, nos sorprendimos con la creatividad, sigue estando oscuro, pero al menos se distingue qué salsa están escogiendo y el sabor de la comida sigue igual”, resalta Nathaly.
Ventas siempre en apogeo
En otros negocios, como los de venta de bebidas alcohólicas, nada repercute considerablemente en las ventas. Por ejemplo, en las licoreras que funcionan en la avenida Francisco de Orellana, a la altura de la ciudadela Sauces 8, la oscuridad extrema no espanta a los compradores habituales, que saben que llueva, truene, relampaguee... o aunque se corte la energía, la ‘chupa’ no para.
Aquí, los negocios desafían el peligro adicional que supone la oscuridad y trabajan durante los apagones como si nada ocurriera. “Estamos atendiendo igual que siempre, a oscuras, pero con total normalidad y al mismo precio”, cuenta una voceadora venezolana, al explicar que “el sixpack de la verde sigue en 8 dólares”.
Durante un recorrido de EXTRA por varios sectores de la urbe, se pudo observar, por ejemplo, un vendedor de chuzos en el Suburbio (suroeste) ayudarse con una vela para comprobar que la carne ya estaba bien cocida; en Bellavista (centro), un comerciante de brebajes naturales para ‘todo mal’ se acercaba botellas a pocos centímetros de los ojos para asegurarse de agarrar la correcta.
En Mapasingue (noreste), en una carreta de encebollados, uno de los empleados preparaba los platos, mientras que un ayudante sostenía la linterna del celular para que pueda despachar bien las porciones.
Y es que, pese a los apagones, en Guayaquil, una ciudad que inyecta $ 70 millones diarios a la economía del país, nada detiene el comercio.
¿Quieres leer más contenido exclusivo sin límites? ¡Suscríbete!