Dos mujeres dialogan sentadas en una esquina de la calle Joaquín Pareja, en el Comité del Pueblo, norte de Quito. Delante de ellas tienen un cajón de madera, sobre el que exponen tabacos de venta.

Varios sujetos se les acercan, pero no compran cigarrillos. Ellas les pasan unas pequeñas fundas. “¡Eso es droga!”, comenta un morador, quien prefiere no identificarse.

A media cuadra de ese lugar, el jueves 26 de diciembre, la Policía ejecutó un operativo que concluyó con la captura de alias La Pastora y otras cinco personas con droga, un revólver y 800 dólares. Ella sería la líder de una facción del grupo criminal Los Lobos, según las investigaciones.

Los sospechosos recibieron prisión preventiva y serán indagados durante 30 días por tráfico de droga a alta escala.

Durante la audiencia de formulación de cargos, el fiscal del caso precisó que el domicilio en el que fueron capturados los sospechosos pertenece a La Pastora y este sería el centro de operaciones de la estructura criminal.

¿Qué han hecho los vecinos para contrarrestar la inseguridad?

El domicilio de la sospechosa es bien identificado por los moradores, como un sitio conflictivo. En enero de 2023 hubo dos ataques con explosivos y una muerte violenta. Siete meses después, se convirtió en una de las cuatro casas que fueron quemadas por los habitantes, quienes estaban cansados del expendio de droga.

Luego de eso, algunos residentes decidieron crear un grupo de seguridad para contrarrestar la inseguridad. Fue así que gestionaron alarmas comunitarias, crearon chats e instalaron cinco cámaras cerca del ‘centro de operaciones’ de La Pastora. Además, como medida de protección, algunos portan palos o bastones para defenderse.

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Con esta vigilancia, uno de los ‘vecis vigías’ asegura que ‘el rebaño’ de la sospechosa tuvo que desplazarse a otros sectores aledaños.

Sin embargo, esto ha traído otro problema: una casa denominada ‘el hotel de los venezolanos’ sería una ‘sucursal’ de la banda criminal. “Aquí meten y sacan la droga. Esconden las motos y los carros robados. También hacen fiesta”, dice el lugareño.

Los denunciantes sostienen que en este lugar solo habitan extranjeros y, para no levantar sospechas, suelen alquilar algunas habitaciones a un dólar y medio la noche, a los inmigrantes.

Una de las cinco cámaras instaladas apunta directamente a esta propiedad. En las grabaciones consta cómo, a diario, entran y salen vehículos de distintas marcas, además de personas que dejan bultos o sacan maletas.

En este sitio supuestamente viven familiares de La Pastora, quienes también se dedicarían al tráfico de drogas y al robo a personas.

¿Cuál es el temor en el Comité del Pueblo?

Un morador recuerda que La Pastora expende sustancias ilegales desde que él estaba en el colegio, hace 20 años. Lo que más le indigna es que han pasado varias generaciones “y la señora ha seguido campante en su negocio”.

Por eso duda de que en esta ocasión la detenida permanezca en prisión cumpliendo una condena. Y esto se puede comprobar con su historial delictivo, en el que refleja 14 detenciones por tráfico de droga, asociación ilícita y delincuencia organizada. El tiempo máximo que ha estado tras las rejas ha sido dos años.

Los vecinos aseguran que la sospechosa tiene poder e influencia, y que por eso ha mantenido en zozobra al barrio por más de dos décadas.

Durante la diligencia legal en contra de La Pastora, ella dijo que “nunca he sido sentenciada, nunca han encontrado nada dentro de la casa”, refiriéndose a su aprehensión. 

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