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¡El muro del lamento para menor de edad violada!
A través de una pared una niña descargaba sus aflicciones con sus vecinas. Quedaron aterradas cuando vieron a su padrastro supuestamente violándola.
Los últimos seis meses transcurrieron para Carmen y su hija Mariana como si fueran una película de terror. Y ellas, sus personajes.
La única forma con la que Camila, su vecina de 11 años, se comunicaba con ellas era a través de los golpes que daba en la pared que divide dos departamentos de una casa. Lo hacía cuando su madre y padrastro abandonaban el hogar y ella quedaba al cuidado de sus hermanos menores.
Pero este mismo muro, de 14 centímetros de espesor y elaborado con bloques, no solo sirvió para que la menor de edad y sus ‘vecis’ tuvieran contacto. Por medio de tres orificios, hechos por la niña hace cuatro meses, se habría evidenciado el maltrato del que presuntamente era víctima. Además de un hecho incluso más espantoso: por uno de los agujeros, las dos mujeres observaron la violación supuestamente del padrastro a la menor de edad.
El delito sexual, ocurrido el pasado martes en una cooperativa de la vía a la Costa, no solo quedó registrado en el celular de las vecinas de la menor, como prueba del suceso. También quedó grabado en sus memorias y se ha convertido en un puñal que a cada instante atraviesa el corazón de esta madre y su hija, quienes no se explican cómo es posible que, después de tan aberrante hecho, la niña siga al cuidado de su progenitora.
“Nunca imaginé el horror que iba a ver. Sabía de los maltratos físicos y psicológicos de los que la niña era víctima. Llegamos a vivir en octubre pasado a esta casa. Ellos tenían ya dos meses habitando. Lo primero que me asombró fue escuchar la forma en que la madre maltrataba a la niña, incluso la amenazaba con que le iba a echar agua caliente”, contó la más adulta de las testigos.
Su hija interrumpe el relato para agregar que Camila le habría revelado que su madre no le dejaba para los alimentos y que en su desesperación al no tener comida para darle a sus hermanos les daba agua con azúcar.
“Todos los días cuando la madre llegaba de trabajar le pegaba. Llamamos dos veces a la Policía, ya estábamos cansados de escuchar tanto maltrato a esta criatura. Un día la niña llorando me preguntó: ‘¿Tu mami te abraza, te besa, te dice que te ama?, porque la mía no’; eso me desconcertó, no supe qué responderle”, rememoró con tristeza la joven.
Antes de continuar con su relato, Carmen seca sus lágrimas.
Recordar todo lo que vio y que su vecinita pueda estar en peligro la perturba. Contó que el pasado martes escuchó que la madre maltrataba a Camila y que antes de salir la amenazó. Luego percibió a arroz quemado y se sorprendió porque no escuchaba a la niña.
“Me asomé por el agujero que daba con el dormitorio. Casi me muero de la impresión, el padrastro estaba abusando de la niña. Le pedí a mi hija que se acercara, ella grabó con su celular porque necesitamos pruebas, yo llamé a la Policía, quería caerle encima a ese desalmado hombre, pero me tranquilicé porque sabía que si gritaba él huía”, expresó.
Carmen y Mariana confiesan que esa pared que fue el ‘corazón’ por donde le brindaban su amistad a Camila, hoy se ha convertido en un mudo testigo del pertubador hecho que no las deja dormir en paz.
“Debió ser vinculada en calidad de cómplice”
Este Diario consultó con el exjuez de la Corte Provincial de Justicia y docente universitario, Carlos Morales Anchundia, para saber si la madre debía ser arrestada y si era necesario que la niña quedara al cuidado de algún familiar.
El exfuncionario manifestó que en este caso la progenitora debió ser vinculada al proceso en calidad de cómplice y que tanto ella como el padrastro debieron se procesados en ese momento.
“Él en calidad de autor y ella como cómplice, porque de manera dolosa ha facilitado y cooperado con la ejecución de una infracción penal. Si hubiera cumplido con el deber de cuidar bien a su hija, la infracción no se hubiera cometido. Debe ser sancionada con una pena equivalente al tercio o a la mitad de la que se sancione al autor”.
El fiscal Wilson Álvarez, quien estuvo a cargo de la audiencia de formulación de cargos en contra del sospechoso, explicó que la Fiscalía ha tomado las medidas de protección para la menor víctima del ultraje sexual y para las personas que denunciaron el hecho.
“Se está investigando y el juez determinará si la niña podría ser entregada a un familiar o a una casa de acogida para precautelar tanto su integridad física como emocional”, sostuvo el funcionario.