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Candidato. Arauz sonríe como si persiguiera el título de Mr. Simpatía. Como si la seriedad le restara votos.EXTRA

El muppet, el meme y la ladilla

¿Qué clase de asesores tienen los candidatos? Unos que no entienden el concepto del ridículo. Esta es una columna de Roberto Aguilar.

1. PETER PAN ESTÁ RECIBIENDO CARPETA

Le dijeron que tenía que sonreír y se convirtió en un Muppet. La campaña de Andrés Arauz es una mezcla indefinible de Peter Pan con Plaza Sésamo, una fábrica de chocolates donde los adultos se obligan a mantener una actitud infantil y un tono condescendiente, entre rondas y explosiones de alegría, con un impostado optimismo y una ensayada inocencia que vagamente identifican con la juventud que el candidato dice representar. Arauz se dirige a los jóvenes como si fueran niños y los niños fueran unos imbéciles. Es un aprendiz de Tiko Tiko ante un tropel de párvulos. En resumen: un niñazo.

Esta semana, en una tarima en forma de una W hecha de emoticones con caritas felices (entre las cuales la suya era una más), presentó lo que ha llamado, con pueril entusiasmo, su Wikiplan. Un proyecto para todos, dijo: “Los jóvenes, los gamers, los norios como yo”. El público rompió en aplausos cuando escuchó esta simpática confesión, sin advertir que encierra una amenaza, y el candidato se deshizo en sonrisas de peluche y algodón de azúcar.

¿Qué es el Wikiplan? Básicamente, una invitación a que los ciudadanos envíen sus propuestas para hacer del programa de gobierno, en feliz frase de una entusiasta y no menos infantil animadora, una “construcción colectiva”: ese viejo fetiche correísta. En el fondo (y considerando que el programa de gobierno, a estas alturas, debería ya estar hecho), el Wikiplan no es más que una agencia de colocaciones: “Envía tus propuestas -dice el prospecto-, acumula puntos por propuesta aceptada, profundiza tus propuestas con Andrés (en otras palabras: gánate una cena en nuestra preciosa compañía) y forma parte del equipo de gobierno”. Más claro: consigue empleo. Inapreciable oferta para un país (el hipotético Ecuador gobernado por Arauz) donde el Estado volverá a asumir sus funciones de gran empleador y quien no logre trabajar para el Gobierno no encontrará otra cosa.

Este batiburrillo de tópicos populistas es lo que el candidato del correísmo llama “Democracia 3.0”. Novedoso concepto fundado en una visión absolutamente original de la historia: “La democracia -dijo la infantil animadora- empezó en estas asambleas en Grecia, donde todos se reunían a tomar decisiones. Lamentablemente, después la democracia hegemónica que tomó poder fue la democracia representativa. La democracia, sin embargo, es mucho más que eso, es el poder en el pueblo. Y es así que a través de la democracia 3.0, a través de las tecnologías de la innovación, podremos superar estas barreras del tiempo y del espacio y retornar al poder constituyente”. Con “tecnologías de la innovación” se refieren a las herramientas básicas del Wikiplan: el WhatsApp y el correo electrónico. El correísmo es vanguardista hasta la náusea.

2. EL REALITY SHOW CONTINUO DE YAKU PÉREZ

Le dijeron que debía mostrarse cercano al pueblo y se convirtió en un meme. La campaña de Yaku Pérez es un reality show continuo donde las cámaras persiguen al candidato hasta el dormitorio y lo encuentran en calzoncillos abrazando un oso de peluche. Más humano imposible. “¿Usted es el hombre de quien todos se ríen?”, preguntó alguien a Charles Chaplin, en los inicios de su carrera, para provocarlo. “Sí -respondió el actor-, pero solo cuando yo quiero que lo hagan”.  El problema de Yaku Pérez es que ya perdió el control. Mientras más serio se porta, más se ríe la gente.

Serio, muy serio era el ritual que practicó en la playa, cuando visitó la provincia de Esmeraldas, invocando sin duda a las fuerzas cósmicas del mar y de la tierra, el agüita y la Pachamamita. Los memes que siguieron a continuación cubrían todo el espectro de la mitología del cómic, desde Superman hasta los pokemones. Hombre de sangre liviana, Pérez respondió con buena vibra, festejando el sentido del humor de los cibernautas y reproduciendo, él mismo en su propio muro, una selección de los memes más chistosos. Pero cuando medio se contramató a bordo de una moto que apenas si sabía conducir, se fisuró un hueso de la pierna y la gente siguió matándose de la risa, ya no dijo nada.

Ahora se fotografía en calzoncillos en lo que parece ser la humilde bodega de un pequeño emprendimiento de peluches de algún lugar perdido de la serranía. ¿A quién se le ocurre? De verdad afronta Yaku Pérez su campaña como si de un reality show se tratara.

Se dirá que las redes sociales deparan el mismo tratamiento a todos los candidatos. Sí, pero hay una diferencia: los memes de Yaku Pérez no son insultantes. Al contrario de lo que parece, esto es malo. A Álvaro Noboa, por ejemplo, se lo representa como un imbécil. A Guillermo Lasso, como un avaricioso explotador. A Andrés Arauz, como un títere en manos del jefe de una mafia. Los memes que circulan sobre ellos son terriblemente ofensivos y no deben hacerles la maldita gracia. Yaku Pérez, en cambio, debe reírse con los suyos. Cuando se ve insertado en medio del salón de recepciones del Vaticano, por ejemplo, entre el papa Francisco y la luctuosa familia vicepresidencial, vestido con un calzoncillo largo y abrazando un oso de peluche, ¿no se ríe sinceramente Yaku Pérez? Sí, con toda seguridad. Ergo, está perdido.

3. SI LASSO NO EXISTIERA, ROMERO LO INVENTARÍA

Le dijeron que debía confrontar con el candidato que va primero en las encuestas y se convirtió en una ladilla. La campaña de Isidro Romero comienza a parecerse a un desesperado ejercicio de piruetas y aspavientos infructuosos. Todo por llamar la atención de Guillermo Lasso, bajarlo de las alturas en que se encuentra y debatir con él. Esfuerzo destinado al fracaso, por supuesto. El candidato de… ¿De qué partido era? Ah, sí, Avanza, el chiringuito que se armó el prófugo Ramiro González aprovechando la infraestructura del IESS y que hoy quedó en alquiler, a disposición de quien se lo pueda comprar… El candidato de Avanza, pues, se parece a ese bichito de los viejos dibujos animados de la Warner (la ladilla), que provisto de unos guantes de box y dando minúsculos saltitos no ceja en su intento de desafiar al gran bulldog que pasa a su lado sin notarlo. El ridículo es libre.

Solo hay que ver su cuenta de Twitter. El día en que Romero no nombra al candidato de CREO, no es él. Está atento a cada cosa que dice para rebatirlo; a cada tuit que pone, para comentarlo; a cada movimiento de su partido, para criticarlo. Si Guillermo Lasso no existiera, Isidro Romero tendría que inventarlo.

Lasso tuitea: “Tenemos la capacidad para cambiar el Ecuador”. Romero replica: “¿Cambio tú? Por Dios, ¡ni tú te crees ese cuento!”. Lasso tuitea: “Empleo, empleo y más empleo”. Romero replica: “Hace apenas seis meses tu partido, junto a Alianza PAIS, aprobaron la ley humanitaria, condenando a cientos de miles de personas al desempleo”. Nayib Bukele (sí el presidente de El Salvador) tuitea: “El Salvador no reconoce al gobierno golpista de Perú”. Romero comenta: “Aprendan, Lenín, Lasso y los otros cómplices de este gobierno del desastre”. Así, un tuit tras otro. Ante cualquier cosa que tenga que ver con Guillermo Lasso, Isidro Romero está ahí para hacer bullying. Y ante cualquier cosa que no tenga que ver con Guillermo Lasso, Isidro Romero también está ahí, por si un acaso. Hasta se ha buscado a pequeños emprendedores dispuestos a hablar mal de él y los ha puesto en video. En realidad, Romero habla más de Lasso que de sí mismo. Rara campaña.

Da ternura: Lasso ni lo regresa a ver. Romero, mientras tanto, parece fundamentar toda su campaña en una distinción: empresario vs. banquero. “Qué dice la gente -pregunta a sus seguidores- ¿un empresario o un banquero?”. “¡Un empresario!”, responden los más fieles. En total, 31 retuits y 133 “me gusta”. Con semejantes números tiene la segunda vuelta en el bolsillo.