Para no llamar la atención de sus vecinos y de la Policía, Jovanny Eduardo Mora Alvarado salió de su domicilio en la madrugada de ayer llevando a su hijo de la mano y con un costal al hombro, que luego lo abandonó en un parque, a dos cuadras de su casa, en la calle 26 y callejón N, suburbio de Guayaquil.

Dentro del saco de yute, que estaba reforzado con otro similar, había metido el cuerpo de su mujer, Brenda Ana Borbor Plaza, a quien habría asesinado una hora antes, en su vivienda, en las calles 27 y la M.

El teniente coronel Christian Salazar, jefe subrogante del Distrito Portete, explicó que a las 04:00 de ayer, agentes que realizaban un control en el sector fueron alertados por un morador de una pelea entre la pareja que habita junto a su domicilio.

Además reveló a la Policía que al asomarse a la casa donde residían Brenda y Jovanny, desde hace varios meses, observó que de un saco de yute, sobresalían unas piernas.

“Los compañeros se acercaron al inmueble para verificar la novedad. Al tocar la puerta salió un hombre, este reconoció que discutió con su esposa, pero que ya todo estaba solucionado. Los policías le preguntaron por la señora y él, nervioso, contestó que la había ido a dejar a donde unos familiares”, explicó el oficial.

Sin embargo, su actitud evidenció que algo ocurría. Los uniformados le pidieron la dirección de los familiares y al verificar que Brenda no estaba con ellos, como Jovanny había afirmado, lo volvieron a interrogar.

“En ese instante confesó que la había matado y dejado en un saco, junto a un parque. La señora fue estrangulada, su cuerpo no presenta rastros de ataque con arma de fuego o cuchillo”, manifestó Salazar.

En el momento del hallazgo, la mujer vestía un short floreado y blusa blanca. Presentó laceraciones en el cuello.

El sospechoso de femicidio fue detenido y puesto a órdenes de las autoridades. Entre la pareja existió una discusión presuntamente motivada por los celos del sujeto.

Vecinos aseguraron que la pareja regresó a su hogar a las 22:00 del viernes, pero que ella caminaba delante y él a dos metros, junto a sus dos niños, un varoncito y una nena.

“Ellos vendían jugo de naranja afuera de su casa (...) A veces se escuchaban gritos, pero no pensamos que terminaría en un femicidio. Es desconcertante, sobre todo por sus hijos”, expresó el morador.

Otro habitante afirmó que antes de que Jovanny botara el costal, lo dejó por varios minutos en el portal de su casa, junto al vehículo de un vecino.