Exclusivo
Actualidad
La muerte le rozó la cabeza a policía baleado
Al sobreviviente del disparo, en el sur de Quito, el proyectil le destrozó parte del cráneo, Su compañero, quien murió en la escena, ya fue enterrado.
La situación médica de Danilo Herrera, policía baleado dentro de una patrulla, en Nueva Aurora, sur de Quito, es crítica. Actualmente, y como parte de su recuperación, él está en un coma inducido en el área de cuidados intensivos de una casa de salud privada del noroccidente de la capital.
Herrera y su compañero, el sargento Jorge Chiliguano, fueron agredidos por dos sujetos que eran trasladados en la patrulla de los uniformados. Cada uno recibió un balazo en su cráneo, causando la muerte del segundo gendarme.
Luego los tipos salieron arrastrándose del automotor, contó una testigo a los investigadores. Ella se movilizaba en un camión e intentó atropellarlos pero, supuestamente, los sospechosos dispararon al aire para amedrentarlos.
“Comenzamos a gritar: ¡mataron a los policías! Después salió la gente”, dijo la mujer. Otros gendarmes fueron al sitio y uno de ellos informó que hallaron a Herrera ensangrentado sobre la calle, junto al patrullero.
Lo llevaron a una maternidad cercana, lo estabilizaron y en una ambulancia lo transportaron al cuartel de Quitumbe. “Allá se realizó el transbordo al helicóptero para ser trasladado al Hospital de la Policía”.
director del Hospital de la Policía
Posibles secuelas
Javier Buitrón, director de la casa de salud de la institución, contó que se adecuó una sala para atender al herido. Cuando lo revisaron se percataron que el proyectil destrozó el costado derecho de la cabeza de Herrera (ver infografía).
Herrera estuvo consciente, podía hablar y podía mover sus extremidades, según el coronel Buitrón, cuando lo revisaron inicialmente. Pero debido a la lesión se produjo un aumento en la presión intracraneal. “Para salvarle la vida, los neurocirujanos lo operaron cerca de tres horas”.
En las imágenes de la tomografía que se le hizo se observaban fragmentos de la bala que le destrozó el cráneo.
Según una de las médicos tratantes, pese a que el proyectil no dañó directamente el cerebro del agente, sí causó una inflamación severa. Las tomas mostraban cómo el costado derecho de la masa encefálica de Herrera tenía huellas de haber sufrido una hemorragia.
Ahora lo que se espera es que disminuya la hinchazón para determinar qué tipo de secuelas podría tener el uniformado. Los primeros análisis muestran que probablemente sufriría convulsiones, tendría problemas en el habla o incluso dificultad para mover sus extremidades.
Los médicos tienen planificado colocar un implante en el área craneal destrozada. El objetivo es que este padre de una niñita recupere, en lo posible, todas sus habilidades físicas.
Después de dos días de velación, Jorge Chiliguano, de 41 años, fue enterrado en el sur de la capital. Familiares y amigos se citaron en una funeraria no solo para despedirlo, sino también para exigir celeridad en el proceso.
Hubo gente que gritaba que se hiciera justicia para Chiliguano, a quien se había aprobado su retiro de la policía un año antes.
Al sitio también acudieron las autoridades de la institución, entre ellas Tanya Varela, comandante general de la Policía.
La oficial afirmó que nadie tiene derecho a quitar la vida de ninguna persona, en ninguna circunstancia. Esto luego de que se preguntara si hubo algún error durante el procedimiento que hicieron los agentes para detener a los implicados previo al ataque.