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Médicos aseguran que atienden al menos 30 pacientes en siete horas cada uno
Las últimas semanas han sido extenuantes debido al incremento de contagios de COVID-19 en el país. Esperan que nuevas medidas les permitan respirar.
Los médicos guardan la esperanza de que las nuevas medidas de restricción les den un poco de calma... pues los turnos largos y extenuantes, ver sufrir a los pacientes y familiares no ha sido fácil.
Y eso a algunitos ni les importa. Por eso siguen farreando, aglomerándose.
Carlos Tello ha estado en la primera línea, durante la pandemia, en el hospital IESS Quito Sur. “Actualmente estamos atendiendo a aproximadamente 250 pacientes diarios. La situación es más grave que al principio”, lamenta.
Un médico de este centro médico centinela -enfocado a la atención de COVID- revisa en un lapso de siete horas a por lo menos 30 pacientes. Hay estrés, angustia e impotencia. Para la Unidad de Cuidados Intensivos había 118 personas en espera. La lista crece.
“Esperamos que con este confinamiento (...) nos den un respiro a los médicos”, reitera.
Dice que ya no le tienen miedo al virus. Los protocolos se han afinado. Pero la gente sí se ha relajado y los contagios ahora son masivos.
Un año de ‘supervivencia’
Al comienzo hubo mucha incertidumbre, ahora los temores se centran en no poder dar una atención adecuada a los pacientes por la cantidad que existen. “Vemos a personas de entre 30 y 50 años que vienen con síntomas graves y necesitan oxígeno”, relata Mayra Pérez, médica familiar que también se ha mantenido en primera línea desde que se inició la emergencia sanitaria.
El cansancio físico y mental no los detiene. Ambos profesionales de la salud coinciden en que la pasión por su trabajo los ha sostenido. “La carga de estrés es elevada, pero estas vidas son importantes para nosotros. Ha sido un año de retos”, reitera la doctora.
Mantenerse ‘guardado’
Alexandra Londoño ha estado en primera línea, pero en la salud mental. Es psicóloga y ha apoyado a mujeres en el confinamiento. Decidió con su familia -seis personas más- hacer cuarentena voluntaria.
Casi todas sus actividades se volcaron a lo virtual, tanto su trabajo como el de su esposo, que antes producía eventos masivos. Ahora son transmisiones por plataformas virtuales.
No ha sido fácil y las dinámicas se han centrado en la casa, donde habilitaron espacios para hacer ejercicios y practicar jardinería. A lo mucho han salido cinco veces desde marzo de 2020.
“Sabemos que no todos tienen esta posibilidad, pero si podemos cuidarnos y aportar con eso, lo seguiremos haciendo”, agrega la psicóloga.