El crimen fue atroz. Le dispararon en la cabeza, en la cara y en las manos. El oficial de Policía que acudió al hecho dijo que a Máximo Narváez lo mataron con saña. El cadáver quedó tendido en el parque de Caupicho, sur de Quito.

Sucedió la tarde del domingo. La mujer que cuida los carros vio que algunas motocicletas ingresaron al parque y luego escuchó varias detonaciones. Ella se escondió debajo de un auto para protegerse y salió luego de unos minutos. “Vi que un joven con una pistola se subió en una moto y se fue”.

Mientras tanto, cerca de la cancha de volley yacía el cuerpo sin vida. Algunos moradores prefirieron no hablar, otros decían que la víctima se dedicaba a vender estupefacientes.

Geovanny Rodríguez, jefe subrogante del Distrito Quitumbe, señaló que el sujeto era un miembro de la pandilla de los Ñetas y tenía un antecedente penal por asociación ilícita.

Se presume que la motivación del crimen sería por el control de territorio en la venta de drogas.

Los moradores comentaron que por las tardes suelen reunirse pandillas y que es peligroso caminar por ahí. Luis Cuenca mencionó que en ese parque antes había guardianía privada, pero por los constantes delitos se fueron los vigilantes.

La cuidadora añadió que hace cinco años en ese lugar se reunían miembros de los Latin Kings, mientras que ahora lo hacen los Ñetas.

En un par de casuchas, ubicadas a pocos metros de donde fue hallado el cadáver, se pueden apreciar grafitis con símbolos de esta pandilla y frases que los representan.

El oficial que tomó el procedimiento indicó que la víctima habría tenido un inconveniente con los Latin Kings el año pasado en Tambillo, al sur de la capital. Por eso también creen que se habría dado el hecho.

Diario EXTRA pidió información a la Dirección Nacional de Muertes Violentas (Dinased), pero no hubo respuesta.

Control de la droga

Christian Palacios, sociólogo y experto en seguridad y temas penitenciarios, mencionó que el crimen organizado transnacional está en disputa a nivel mundial y las pandillas se estarían alineando a los cárteles que les convienen para continuar con sus operaciones delictivas.

“Se conoce que los Ñetas tienen lealtad al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)”. Por su parte, según el sociólogo, los Latin Kings son una organización mejor estructurada y no se sabe a quién defienden.

Palacios añadió que si bien las pandillas no son las encargadas de la logística y envío de la droga a otros países, sí son las responsables de quedarse con el control del microtráfico en las calles del país. “Estos grupos son los brazos armados de los cárteles”, concluyó.