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“Yasmani no escuchó mis consejos”, afirma la madre del joven decapitado en Guayaquil
La mujer desconfiaba de los panas del muchacho. Se enteró del asesinato por una vecina. “Fue un acto de maldad”, asegura.
Por un instante, la fatiga y el sueño vencieron a Betzy Delgado, la madrugada del domingo20 de febrero. Sin embargo, el estallido que escuchó a las 05:00 la levantó de la cama de un brinco. Minutos después una noticia destrozó su corazón, igual que la dinamita que acababa de reventar la cabeza de Andrehus Yasmani Valle Delgado, el segundo de sus cinco hijos,
“¡Vecina, mataron a Yasmani, está muerto, vaya a verlo!”, le dijo la angustiada señora que a las 06:00 de ese día tocó con insistencia la puerta de su casa, ubicada en la manzana 776 del bloque 2 de Bastión Popular, en el noroeste de Guayaquil.
A cuadra y media de allí, tirado en el piso estaba el cadáver sin cabeza de su muchacho. Presuntamente, sus propios ‘amigos’, con quienes desde la tarde del sábado había estado ‘peloteando’, bailando y bebiendo, le colocaron un taco de dinamita en la boca y le hicieron estallar el cráneo.
Uno de los sospechosos ha sido identificado como Bryan Rosas Sabando y el otro Julio Tapia, conocido como Mudo,
Con pesar, la madre recordó los consejos que le dio a su hijo, horas antes de que ocurriera su macabro asesinato. “A las 13:00 llegó este hombre (Bryan) y se lo llevó. Luego regresaron y le dijo que le ayudara a arreglar la moto. Estuvieron horas en la vereda de mi casa. Ese hombre no me inspiraba confianza, no me gustaba su forma de ser, misterioso, callado, apático, como si escondiera algo. No lo veía como amigo, pero Yasmani no escuchó consejos”, dijo la señora.
Contó que Yasmani, de 21 años, no tenía empleo y que eventualmente laboraba cargando artefactos y que incluso ella varias veces le había insistido para que buscara trabajo y así evitara juntarse con Bryan, quien es el principal sospechoso de su asesinato.
“Mi corazón de madre me dice que quizá tuvo problemas con esos hombres. Fue un acto de maldad. Mi hijo no era delincuente, ni pertenecía a una banda criminal como dice la Policía. Lamentablemente, me quedé dormida y no lo volví a ver con vida. Lo estuve cuidando porque tenía un mal presentimiento”, aseguró la señora.
Betzy cree que si su hijo hubiera escuchado sus súplicas y consejos de quedarse en casa, hoy él estaría abrazándola y ella devolvería sus mimos con palabras de cariño. “No pude ni velar su cuerpo, por temor a la inseguridad”, finalizó la madre, mientras sus lágrimas mojaban la fotografía impresa en una pancarta.
EXPERTO
Crimen no fue por narcotráfico
Para el general en servicio pasivo y experto en seguridad, Abraham Correa, el hecho de que los victimarios hayan sido sus propios vecinos, convierte el crimen de Yasmani en un hecho que no tendría nexos con el microtráfico y más bien podría tratarse de una disputa por mujeres o alguna rencilla por algún problema ocurrido entre la víctima y sus asesinos.
“A lo mejor con tragos y la droga afloran los resentimientos y esto los llevó a cometer un hecho macabro. Esto no fue una broma, fue una maldad”, sostuvo.