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Madre clama por un tratamiento para su hija
La menor, de 16 años, padece de adicción a las drogas. Está en un centro especializado municipal, en Guayaquil, pero por su edad no puede seguir ahí.
Que su hija supere la adicción a las drogas es el mayor deseo de la periodista Gloria Vargas Celi. Y el camino para eso es que la adolescente, de 16 años, reciba un tratamiento. Pero esa posibilidad aún no se concreta.
El 20 de marzo de 2021, la joven ingresó al Centro de Tratamiento Primario de Desintoxicación Municipal de Bastión Popular, en el noroeste de Guayaquil.
Este viernes, a Gloria le comunicaron que debía retirarla. Según la progenitora, es porque el establecimiento solo puede atender a mayores de edad.
La preocupación de esta madre es que su hija no siga en un programa de rehabilitación gratuito. La comunicadora actualmente está desempleada y no tiene los recursos económicos para internarla en una clínica privada.
Hasta el mediodía de ayer, Gloria todavía no se llevaba a la menor de la unidad de desintoxicación del Cabildo. Esa es su otra angustia, pues teme que la muchacha se le escape.
“Ella es agresiva conmigo, podría irse a seguir consumiendo”, expresó la entristecida mamá.
La doctora Julieta Sagnay, directora de la institución de la Alcaldía, refirió que, efectivamente, ellos “no tienen permiso” para atender a adolescentes.
“Ella (Gloria) nos ocultó que era menor de edad, pero como la chica estaba con síndrome de abstinencia en ese momento, no podíamos negarle la atención”, dijo.
Acotó que tratar este cuadro tarda unos 10 días y que, como esa etapa ya finalizó, ahora se buscó un cupo de atención en el ministerio para la paciente.
La solicitud fue aprobada y está la alternativa de que la joven se someta a un tratamiento que puede ser de seis meses a un año, en Quito, la capital de la República. Sagnay comentó que ni la madre ni su pariente habrían aceptado esa opción.
Gloria vive en la parroquia Ricaurte, del cantón Urdaneta, en la provincia de Los Ríos. Desde allá viaja a Guayaquil para visitar a su hija. Además, padece una discapacidad física; no cuenta con brazos.
Por esas complicaciones anhela que se pueda tramitar un traslado a un centro especializado más cercano. Mientras tanto, su drama continúa. No sabe qué hacer.