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La balacera se produjo en el barrio conocido como El Caserío, en la ciudad de Quevedo.Daniel Vite

‘Lluvia’ de balas y granadas

Sujetos dispararon contra todo lo que se movía y mataron a dos ciudadanos. Otros cinco quedaron heridos en un barrio de Quevedo

Al parecer, solo querían refrescarse luego de la jornada laboral y se reunieron entre panas para ‘vacilar unas bielas’. Al rato la bala zumbó y Jorge Adalberto Buenaño Ruiz, de 43 años, y Edgar Isaac Cortez Díaz, de 27, cayeron fulminados en el piso.

Otras cinco personas también recibieron impactos de proyectiles, pero lograron sobrevivir a la agresión sangrienta protagonizada por unos individuos que llegaron en carros y motocicletas.

El hecho se desarrolló en Quevedo (Los Ríos), en el barrio conocido como El Caserío del sector Gustavo Campi, en la parroquia San Camilo, zona vulnerable debido al expendio y consumo de drogas.

Los atacantes, según el reporte policial, llegaron a eso de la 01:30 del lunes 17 de enero, en una camioneta, un automóvil y dos motocicletas. Los desconocidos, sin dar tiempo a que los libadores y moradores reaccionen, abrieron fuego contra todo lo que se movía.

Los gritos de desesperación se apoderaron de los residentes. Unos corrían a refugiarse y otros, desde el interior de sus casas, buscaban esconderse debajo de sus camas porque no entendían lo que pasaba afuera.

Cuando la balacera cesó se dieron cuenta de que Jorge Buenaño y Edgar Cortez habían sido asesinados en el lugar donde libaban.

A más de los fallecidos, Mauricio Menéndez, José Sánchez, Gina Medina, Martha Verdezoto y Jefferson Max, este último de nacionalidad venezolana, resultaron heridos.

Los fallecidos registran antecedentes por diversas causas

Más de cien indicios balísticos

El jefe policial de Quevedo, Darwin Guevara, expuso que se levantaron alrededor de 84 indicios balísticos de calibre 9 milímetros y 24 de 5,56 que correspondería a un arma tipo fusil.

Además, se hizo el levantamiento de dos granadas que no explotaron, sino la desgracia hubiese sido mayor.

Los moradores no se refirieron al ataque y los deudos solo dijeron que sus familiares estaban libando en un sitio conflictivo por la venta de drogas.