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Allegados de Vicente Tingo estuvieron toda la noche del martes velando sus restos en su casa, ubicada en La Comuna.Karina Defas

Quito: ¡Llanto de esperanza y adiós luego del aluvión en la capital!

Vecinos limpian el lodo para acceder a sus casas. Aún rastrean cuerpos. Médicos ayudan a niños y familiares despiden a las víctimas en funerales

Los primeros rayos de sol alumbraban a los moradores de La Comuna, noroccidente de la ciudad, mientras se preparaban con pico y pala para ayudar a los damnificados del aluvión. El lunes se registró un desastre natural en esta zona, provocando el deceso de 25 personas y la desaparición de 6. Además, 53 heridos se recuperan en 10 casas de salud de Quito.

Vecinos del sector estuvieron ayer entregando sánduches y colas a los perjudicados y a los cuerpos de socorro.

En la zona cero, su principal preocupación es remover los escombros para poder acceder a sus viviendas y hallar más víctimas. Tal es el caso de Marcelo Mármol, quien desde el día de la tragedia no puede entrar a su casa. “Hay una montaña de basura en la puerta. He dormido en la casa de vecinos”, comentó.

A pocos metros de él, un grupo de mujeres formó una ‘cadena humana’. Recogían lodo en baldes y ollas. Despejaban algunas áreas para que entrara maquinaria pesada. Nataly Parra fue desde la parroquia de Cutuglahua, ubicada en las afueras de la urbe, para colaborar. “No conozco a esta gente, pero tengo la obligación de ayudarlos”.

Otras mujeres recorrían con vasos de plástico y regalaban agua a los niños de las familias damnificadas. Eran psicólogas infantiles y buscaban víctimas para brindar contención emocional.

La doctora Estefanía Escobar indicó que desde la mañana del martes atendieron a más de una docena de infantes, quienes tienen pesadillas, cuadros de ansiedad y, según la experta, “todavía no asimilan lo que pasó”.

Mientras los voluntarios colaboraban con la remoción de escombros, en la cancha de volley –donde fue la mayor tragedia–, se escuchó a un policía gritar: “¡Funda, funda!”. Encontraron a otra víctima mortal.

El coronel Fernando Vaca, jefe de Operaciones de la ciudad, señaló que mientras levantaban el cadáver, unidades especiales hallaron indicios de que otras dos personas estaban enterradas cerca de un tractor, pero que necesitaban maquinara para remover el lodo.

Lágrimas de despedida

En las calles aledañas a la zona cero se podía apreciar que en algunas puertas estaban colocados lazos negros. En el interior velaban los restos de las víctimas del desastre. Manuel Tipantaucta recibía a sus allegados para que despidieran a su cuñado, Genaro Valenzuela, quien era taxista de la cooperativa La Comuna.

En la casa barrial del sector se velaron tres cuerpos más.

Los vecinos llegaron a colaborar a los afectados de la zona cero.HENRY LAPO

La noche del martes también realizaron el funeral de otros fallecidos. En uno de estos velaban los cuerpos de la madre y sobrina de Jorge Minango. Ambas mujeres, abuela y nieta, estaban en la cocina cuando sucedió la tragedia.

Pasando la avenida Occidental, el pasaje de un barrio se llenó de personas. Había más de 500. Todos iban por el funeral de Vicente Tingo y de su primo Juan Llanga. Ambos estaban en la cancha cuando fueron arrastrados por el lodazal.

Uno de los hijos de Tingo buscaba con un palo el cadáver de su padre la mañana del martes hasta que lo encontró con la ayuda de los bomberos. “Cremaremos su cuerpo y construiremos una capilla en la casa para guardar el cofre”. El dolor se mantiene latente, aunque la zona de desastre va cambiando de escenario. Intenta recuperar la normalidad. Es complicado.

Ayudando a los animalitos

Miembros de las Fuerzas Armadas realizaban trabajos de remoción, la mañana de ayer, y un grupo de uniformados encontró el cuerpo sin vida de un perrito de unos ochos años.

Este había sido rescatado debajo de un tronco que fue desplazado desde las laderas del Pichincha.

El perrito que encontraron muerto tendría unos ocho años.Byron Castillo

Ante la necesidad de conocer sobre los animales y fallecidos, varias fundaciones animalistas hicieron un colectivo para encontrar a las mascotas desaparecidas y dar comida a los animalitos que quedaron abandonados por la muerte de sus dueños. Carla Mejía señaló que lo que más han hallado en este sector son perros desorientados y deshidratados. “Ellos han sido un poco descuidados en esta emergencia y traemos atención veterinaria”.

Llegó para echar una manito y se fue de ‘mocos’

Wilson Tipantuña recorrió 10 kilómetros, desde La Mena, en el sur, a la canchita de El Dorado, en la que peloteaba cuando era niño. Supo del aluvión ocurrido en La Comuna, occidente de Quito, porque lo vio en la TC y no dudó en volver al barrio para extender una mano a los damnificados. El lodo había dejado irreconocible ese espacio en donde él se crió y vivió feliz.

Pero la cancha destrozada era el menor de los males del comunero, algunos miembros de su familia que aún residían en la zona quedaron sepultados por el barro. Su primo Luis Iza está hospitalizado. Esto lo conmovió hasta el llanto. “Se le murió la suegra y la hija...”, narró apenado el hombre.

Aún lo atormenta pensar en todos los conocidos que aún no han sido encontrados. Más de 50 personas estaban esa tarde en la cancha cuando ocurrió el aluvión. “Mi cabeza no me engaña, ellos están ahí enterrados. No entiendo por qué nadie busca en ese lugar”, dijo Tipantuña.

Los desaciertos de la Alcaldía tras el aluvión

Que la desgracia en La Gasca fue por acumulación de lluvia no convence a todos. Lo dijo el alcalde Santiago Guarderas un día después del hecho. Se enfatizó que, pese a todo, la zona no está deforestada.

A las 10:00 de ayer encontraron un cadáver debajo de los escombros.HENRY LAPO

Por esto, Priscila González, directora de la carrera de Gestión de Riesgos de la Universidad Técnica Particular de Loja, dijo que sería un desacierto decir que el aluvión no fue cosa de un día. “Lo que hubo fue un cúmulo de material que se desfogó con la lluvia”. Para González, el Municipio debió hacer inspecciones con el fin de saber las condiciones de la parte alta de la quebrada El Tejado.

Respecto a que en la zona no hubo tala indiscriminada y que sí hay árboles, González detalló que el eucalipto, que está en su mayoría en esa ladera, no es una especie natural de allí. La planta no sirve de mucho cuando se producen deslaves de gran magnitud. Por ello, el eucalipto no contuvo el evento natural.