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¡Lista de compras ‘dormilona’!
La empleada cree que el sujeto le puso escopolamina. En ese mismo negocio, situado en Sangolquí, un niña mañosa se robó dinero hace un mes.
Son dos ocasiones, en menos de 60 días, que delincuentes intentan sacarse las cosas de un almacén ubicado en Sangolquí, al suroriente de Quito.
La primera vez fue en septiembre cuando una niña ‘mañosa’ aprovechó el descuido de la propietaria para robarse el dinero de la caja registradora.
La tarde del pasado lunes, en cambio, un hombre ‘disfrazado’ de mujer casi se lleva tres quintales de arroz, según relató Mayra Reascos, empleada del negocio.
Ella contó que un señor, de aproximadamente 60 años, quien vestía con una chalina y llevaba una cartera, le entregó un papel con un listado de compras. En ese momento, Reascos se sintió un poco mareada. No podía leer bien lo que estaba escrito. “Creo que había escopolamina”.
Luego el presunto delincuente le pidió más productos y la encargada entró a buscarlos.
Mientras tanto, el desconocido le ordenó a un taxista que bajara tres costales de arroz y los guardara en la cajuela. Reascos se percató de aquello, pero no podía moverse. “No sabía qué hacer. Estaba aturdida”.
Un morador del sector ingresó al local y vio a la empleada despistada. También notó que el sospechoso se puso inquieto, se subió al taxi y huyó del lugar.
El vecino llamó a la Policía para denunciar el hecho mientras tranquilizaba a Reascos.
Los uniformados revisaron las grabaciones de las cámaras de seguridad y realizaron un operativo para encontrar al desconocido. Los agentes encontraron un taxi con las mismas características por el sector de Luluncoto, sur de la urbe.
Antes de que lo interceptaran, el sospechoso salió del auto y se fugó del sitio. El taxista no sabía lo que pasaba y los uniformados le indicaron que llevaba mercadería robada.
El conductor volvió con el arroz donde su dueño y aseguró que no conocía al sujeto que le pidió la carrera. Ahora, los policías rondan por el sector para dar con el paradero del individuo. Reascos también solicitó que le agregaran a los chats comunitarios para denunciar este tipo de delitos.
El pasado 10 de septiembre, una familia ingresó al almacén. Mientras una señora le despistaba a la encargada llevándola de un sitio a otro para que le mostrara la mercancía, una niña se sacó 200 dólares de la caja registradora.
Cuando los compinches se aseguraron de que la pequeña tenía el dinero dejaron de preguntarle a la empleada y se fueron.