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La policía indaga sobre el ataque sexual que sufrió la menor dentro de esta casa abandonada.Evelyn Centeno

Se le fue la voz a niña abusada en Atacames

Se comunica solo por mímicas. Una tía está pendiente de ella debido a que su mamá, por todo lo ocurrido, también se descompensó en su salud

Los puñetazos ‘tatuaron’ manchas de sangre en sus ojos. Sus párpados están llenos de moretones y sobresalen por la hinchazón. Costras de quemaduras deforman sus labios. Es el rostro de Lily (nombre protegido), la niña de 9 años que fue amenazada, raptada, golpeada, quemada y violada por un supuesto drogadicto, de 33 años.

La menor camina despacio, en un intento de evitar el dolor por los desgarros y laceraciones que su agresor le causó en sus partes íntimas.

Está delicada, según dijeron sus familiares que esperan un diagnóstico más preciso en el hospital donde está internada. Les preocupan las secuelas que pueda tener por los golpes que recibió en el rostro y cabeza.

También están angustiados por su salud psicológica y emocional, pues ha dejado de hablar. “Solo hace mímicas”, dijo a EXTRA su tía materna, que no se separa de ella. Contó que su estado de nerviosismo es tal, que se sobresalta cuando alguien se le acerca. Le tiene pánico a todo.

La mujer cree que Lily pudo haber muerto en manos de su agresor, si es que no lograba escapar cuando este se quedó dormido tras violentarla y consumir sustancias estupefacientes. “Gracias a Dios no la mató. ¿Y si la mataba? Un ser humano de esos no merece vivir”, agregó la tía, que no se cansa de insistir en que la justicia deje caer sobre él todo el peso de la ley y que si, por ella fuera, el sujeto debería estar preso por siempre.

El sospechoso guarda prisión preventiva, con una instrucción fiscal de 30 días por el delito de rapto y violación, acotó la allegada de la víctima, quien pide “que no salga nunca” de prisión.

Pero eso no alivia en nada el dolor que siente la familia de la afectada, su sufrimiento también los ha marcado a ellos. Indicaron que no pueden ni comer adecuadamente por estar pendientes de la pequeña.

“Nosotros salíamos a seguir en la búsqueda cuando ya nos traen a la niña, toda hecha ‘pedazos’”, sostuvo su abuela en una entrevista a un medio esmeraldeño.

En el mismo hospital

La madre de Lily es la más afectada. A raíz del ultraje ha sufrido desmayos y descompensaciones que la han llevado a una camilla de emergencias en la misma casa asistencial donde está su niña.

El presunto agresor, según los moradores del sector, es un drogadicto que había hecho de una casa abandonada su guarida, donde vivía y consumía drogas. Por eso habría llevado a la pequeña ahí, tras interceptarla cuando regresaba de comprar de una tienda ubicada a una cuadra de distancia, a eso de las 13:00 del sábado 17 de julio, en el cantón Atacames, de la provincia de Esmeraldas.

La madrugada del domingo 18, luego de unas 15 horas de haber estado cautiva en esa propiedad, la víctima pudo huir. Pese a que quería ir a su casa, presuntamente por los golpes, estaba desorientada y tomó el camino contrario, donde unos vecinos y amigos de su tío la reconocieron y la llevaron de vuelta con su familia.

La poca vestimenta que llevaba puesta estaba desgarrada y cubierta de su sangre, producto de las lesiones que su captor le había causado.

‘Tumbado’ por las drogas que consumió, el sospechoso fue atrapado totalmente desnudo sobre una esponja que usaba como cama.

Con palos y machetes fue castigado hasta romperle la piel y bañarlo en sangre.

Pese a que los moradores del lugar donde se cometió el delito tenían el sentimiento de venganza a flor de piel, decidieron que lo mejor era entregarlo a la justicia.

Todos coincidieron en que nadie, nunca más, debería sentir el dolor, terror y desesperación que Lily soportó por aproximadamente 15 horas.