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Con escoba en mano, los dueños limpiaron el área.Jimmy Negrete

Le ‘sacaron brillo’ a la 18

Los dueños de estos centros de tolerancia esperan su reapertura. Aprovecharon para dejar ‘papelito’ los bares, que estaban llenos de polvo

En los ojos de Adolfo Guillén había una mezcla de nostalgia y esperanza. Hace más de seis meses que no abría la puerta enrollable de su negocio, uno de los 65 bares del barrio de tolerancia, más conocido como la 18.

El olor a desinfectante reemplazó al polvo que se había acumulado dentro. Llegó a las 07:00 de ayer a arreglarlo todo, con la esperanza de que las autoridades municipales dieran el visto bueno para que este sector volviera a funcionar.

En una reunión que tuvieron con el director del Departamento de Justicia y Vigilancia del Municipio de Guayaquil, Xavier Narváez, discutieron sobre una alternativa para abrir la zona y diseminar a más de 500 trabajadoras sexuales que se han instalado en la calle 17, dijo Gustavo Carrillo, representante del barrio de tolerancia.

Diario EXTRA se comunicó con Narváez, pero desde el Departamento de Comunicación del cabildo indicaron que no darían declaraciones hasta el lunes, luego de la sesión del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) cantonal.
Sacaron mesas y sillas para hacer una limpieza individual.Jimmy Negrete

Manuel Córdova, coordinador de la Asociación de Centros de Diversión Nocturnos del Norte de Guayaquil, comentó que precisamente en esa reunión se decidirá si los locales (solo de la 18) podrán reabrir desde el lunes 21 de septiembre.

Contó que Narváez hizo un recorrido ayer junto a ellos, tanto por la calle 17 como por el interior del barrio de tolerancia, en el que hubo una minga con la esperanza de la reapertura. Sin embargo, tendrán que esperar.

En la 17, hasta las 11:00 de ayer la mayoría de las trabajadoras sexuales se habían retirado. Según Córdova, los dueños de los ‘night clubs’ dialogaron con ellas para pedirles que no continuaran realizando su labor, con la esperanza de que esto implicara la reapertura de sus negocios.

No obstante, unas cuantas chicas seguían paseándose en las veredas. “No solo son chicas de la 18 que están paradas aquí. Hay de otros sectores. Esto se ha convertido en un problema social que se les escapó de las manos a las autoridades”, opinó Córdova.

Para Francisco Andino, especialista en Epidemiología y coordinador de Protocolo del Foro Permanente de la Salud, habrá riesgos de contagio siempre que haya relaciones interpersonales. Y aclaró que no hay manera de asegurar si con la reapertura de los centros de diversión nocturna puede haber o no un mayor índice de contagios.

“Las normas de bioseguridad son generales para todos. Una cosa es que (la prostitución) se ejerza de forma clandestina, bajo el riesgo de cada persona, a que la autoridad asuma esa responsabilidad. Esto es una corresponsabilidad”, dijo.

Añadió que lo ideal es que les faciliten alternativas a quienes trabajan en este oficio para que puedan generar ingresos con otras actividades. Sin embargo, Jennifer, de 28 años y quien ejerce la prostitución desde los 20, contó que cuando empezó la pandemia intentó vender comida, pero le fue mal. “Grandes restaurantes han quebrado porque hay mucha gente vendiendo comida. A mí no me fue bien y tuve que venir a pararme a la 17”, lamentó.

Angélica también está en esa calle desde hace dos meses. Sus ahorros se acabaron y tiene dos hijos a los cuales debe alimentar y pagarles los estudios. Aunque le da miedo, sale. Hace dos semanas, un ‘cliente’ la llevó a un motel donde se drogó, la golpeó y le robó todo lo que había hecho durante el día.

Eva tiene 27 años y desde hace dos labora en la 18. Allí ella podía oprimir un botón de pánico o gritar pidiendo ayuda a los guardias si se encontraba en peligro. Detalló que además de las constantes riñas que hay en el lugar entre las chicas, se exponen a que las violen, les roben o las maltraten. La esperanza de la reapertura que tenían ayer, tendrá que esperar al lunes.