Guadalupe Castillo estaba amenazada de muerte supuestamente por su comadre. Sin embargo, ella no pensó que esa advertencia recaería en su hijo, de 14 años.

Eran las 21:30 del domingo 3 de enero de 2021. La mujer recibió la llamada de un paramédico, quien le indicó que su muchacho había sufrido un accidente de tránsito en el norte de la capital y que era atendido en el Hospital San Francisco. Horas antes, ella había presentido que algo malo pasaría cuando se despidió de su hijo, en la mañana.

Cuando la señora llegó a la casa de salud vio a su hijo agonizando. Según ella, el menor lucía irreconocible.

Tenía destrozada la parte trasera del cráneo y el rostro estaba hinchado. Además, los médicos le dijeron que tenía rotos los huesos de la cintura y de ambas piernas.

Cuando los galenos se percataron de que la víctima era menor de edad, lo trasladaron de urgencias al Hospital Baca Ortiz, pero murió en el camino. Sufrió tres paros cardíacos.

SIGUIENDO PISTAS

Antes de que trasladaran el cuerpo del adolescente a la morgue, la madre vio que sus nudillos estaban raspados y que tenía heridas (como cuchilladas) en su hombro. Fue entonces que descartó que su hijo fuera atropellado por un vehículo. Presume que lo asesinaron.

Castillo recordó que la semana pasada su comadre había ido a su casa con otras 10 personas para exigirle que le pagara 5 mil dólares, y amenazó que mataría a uno de sus seres queridos si no saldaban la cuenta. “Mi comadre lo mató. Lo golpearon hasta quitarle la vida”, comenta ahora la compungida mujer.

Luego recordó que ella y su comadre compartieron una celda en prisión hace más de tres años. Habían sido detenidas en un operativo antinarcóticos y, por falta de pruebas, salieron al año de estar encarceladas.

Desde entonces, la mujer dijo que su comadre supuestamente la ha amenazado porque cree “que tengo el control de la venta de drogas en el sector donde vivo (Atucucho)”.

Añadió que la mañana del lunes 4 de enero iba a presentar la denuncia en la Policía Judicial con las capturas de imágenes de los mensajes que, al parecer, le enviaban para amedrentarla y con los videos que grabaron el día de las represalias, pero la muerte de su hijo le impidió realizar la diligencia.

La Policía del Distrito Eugenio Espejo no reportó el hecho; sin embargo, personal de la Dirección Nacional de Muertes Violentas (Dinased) indaga las causas del fallecimiento.

LES SIGUIERON LOS PASOS

Una hermana de la víctima, quien prefirió no identificarse, trabaja en un local de ropa en El Tejar, centro de Quito. La mujer contó que su ñaño le ayudó en el negocio por varios días. 

Añadió que en una ocasión vieron a la comadre de su mamá deambular por la zona con otras personas. “Ella sabía que mi hermano estaba aquí”. La tarde del domingo, la joven acompañó al adolescente a subirse en un bus. Se despidieron a las 18:30 y no lo volvió a ver más. Ella lo llamó a su celular constantemente, pero no contestaba hasta que apagaron el teléfono a las 20:00.