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Jenifer Troya y sus dos hermanas que le ayudaron a salvar la vida.Jerson Ruiz

“Le gritaba que no me mate"... la historia de Jenifer, la mujer macheteada que perdió su mano

Le mutiló la mano derecha, por lo que necesita una prótesis. Perdió la movilidad del brazo izquierdo, los cortes afectaron sus tendones. 

La vida de Jenifer Troya cambió de un tajo. Nunca más volverá a acariciar a sus hijas de 3 y 6 años. Los machetazos que le propinó su expareja, Franklin Quimí, le cercenaron la mano derecha y dañaron los tendones de la izquierda, por lo que sus dedos quedaron inservibles, ‘muertos’.

Fue en su casa de madera y caña donde la tarde del 1 de julio pasado fue agredida salvajemente. Las secuelas de aquel ataque la han arrinconado hasta la depresión: no puede dormir y a ratos su mirada se pierde. Intenta sonreír para esconder el dolor. No puede más, duele mucho por dentro, aunque sus heridas externas ya hayan sanado.

EXTRA llegó al recinto La Cañada, del cantón Simón Bolívar, provincia del Guayas, para conocer el dramático testimonio de Jenifer, de 24 años, y buscar ayuda para ella.

VIOLENCIA

Hace ocho años, Jenifer conoció a Franklin y de dicha relación nacieron dos niñas. Pero con el pasar de los años la convivencia se complicó y terminaron separándose. Al parecer, él empezó a tener comportamientos agresivos. Según la joven, él nunca estuvo de acuerdo con la decisión.

Jenifer Troya cuando no tenía los problemas de los cortes.Jerson Ruiz

Este año, Jenifer empezó a vivir sola, pero en su hogar recibía las visitas de su ex por sus hijas. Todo marchaba sin problemas hasta que llegó el 1 de julio, al que califica como el peor día de su vida.

16:00. Quimí apareció en la casa de Jenifer e ingresó. Ella estaba entretenida con su celular cuando recibió un impacto muy fuerte, por un momento pensó que le habían dado con un palo, pero al ver que la sangre comenzó a salir de su cuerpo supo que era atacada con un machete. La misión era matarla, dice.

Fueron minutos eternos y llenos de dolor. No recuerda con exactitud cuánto tiempo soportó los cortes, solo trataba de defenderse con las manos. Se cubría parte del rostro, cabeza y cuerpo, pero era imposible, la fuerza con que lo hacía Quimí hizo que de a poco fuera perdiendo las fuerzas para luchar por su vida.

“Perdí mi mano porque era lo único que usaba para defenderme. Me dio tan fuerte que la sangre estaba por todo el suelo, pedazos de cuero y carne estaban en su machete”, recuerda Jenifer.

SE HIZO LA MUERTA

Los gritos de Jenifer llamaron la atención de sus hermanas menores, María y Viviana. Ellas llegaron a la casa e intentaron detener la agresión, pero no pudieron hacer nada porque estaba armado con el machete.

“Le gritaba que no me mate, pero no entendía, parecía que esa era su misión. No entendía por qué tanta violencia”.

Con débiles patadas y manotazos, la joven intentó frenar la agresión. Cuando ya no tenía fuerzas se le ocurrió fingir que había muerto. Se dejó caer en el piso ensangrentado y quedó junto a pedazos de su piel. “Cuando vio que me caí, ahí salió corriendo, pensó que me había matado”.

Días después, Quimí decidió entregarse a la policía y ahora espera sentencia.

Jenifer cuenta que él le envía audios desde la cárcel, en los que le pide que cuide “a las bebes”, pero es poco lo que ella puede hacer porque sus manos ya no existen. “Me dio muy fuerte, tengo marcas en todo el cuerpo. Estoy viva por un milagro de Dios”.

A finales de este mes el presunto agresor sería sentenciado, pero ni eso le dará alivio a Jenifer.

¿QUÉ NECESITA?

Jenifer afronta prácticamente sola esta difícil situación. Su tía Yesenea y su madre Betty la ayudan con lo que pueden, pero muchas veces no alcanza.

No puede valerse por sí sola como antes porque sus manos no le funcionan. Tienen que hacerle todo. Se frustra.

Toma medicamentos para poder dormir, pero también suele tener crisis depresivas que aparecen cuando no sabe qué pasará con sus hijas, quién las atenderá, cómo las alimentará, entre otras preguntas.

Jenifer necesita una prótesis para su brazo derecho, pero también debe ser sometida a una operación en la mano izquierda, debido a que sus tendones quedaron afectados por los machetazos. Requiere un tratamiento del plexo braquial (grupo de nervios que proporcionan movimiento y sensibilidad al hombro, brazo, antebrazo y mano).

“No sé cuánto es el valor de las operaciones, tampoco de la prótesis, dicen que eso es carísimo, pero sé que ustedes han venido hasta acá por algo. Tengo fe de que sucederá un milagro”, expresa.

“La vida es dura, pero tengo que salir adelante. Tengo dos niñas que necesitan de mí, pero por ahora no las puedo ayudar, debido a que mis manos no me sirven. Por eso sueño con volver a tener la normalidad de mis movimientos. Sé que Dios me va a dar la mano”.

Jenifer Troya en su casa de La Cañada en Simón Bolívar, hablando con EXTRA sobre su problema.Jerson Ruiz