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La hermana de la víctima todavía no puede asimilar la pérdida.Angelo chamba

¡Las lágrimas y el lodo no se secan luego del aluvión!

Una mujer fue a la zona cero para tratar de entender cómo murió su hermana. Los sobrevivientes cuentan su experiencia cinco días después del aluvión.

Diana Almagro quiere saber cómo murió su hermana durante el aluvión que se registró el lunes 31 de enero, en el sector de La Gasca, en el noroccidente de Quito.

Su pariente, Margarita Navarrete, fue una de las víctimas que estaba en la cancha de vóley cuando ocurrió la desgracia. Hasta la tarde de ayer, según las cifras oficiales, se registraban 27 fallecidos, 55 heridos y 2 desaparecidos.

Navarrete vendía gelatina y otras golosinas en la tribuna aquella tarde, en la zona cero, a donde Diana fue con su hija. Lloraron. Se abrazaron. Oraron. Y recorrieron lentamente el espacio vacío y con la mirada perdida. Se sentaron en lo que queda del graderío. Justo en el lugar en el que solía vender su ñaña.

“¡Dios santo! No me imagino la desesperación que sentiría mi ñañita cuando sabía que todo se acabaría”.

Diana contó que su hermana mayor era de contextura gruesa y le decían La Gordita. Eso le hizo pensar lo peor: que no pudo correr a buscar refugio, que no alcanzó a pedir ayuda, que murió sola...

Navarrete, de 50 años, no estaba casada y tampoco tenía hijos. La noche del lunes, su cuerpo agonizante y desnudo había sido encontrado cerca de un supermercado en La Gasca. Las aguas la arrastraron más de un kilómetro.

Según lo que le contaron los rescatistas a Diana, su ñaña todavía tenía signos vitales cuando la atendieron. “Estaba con hipotermia y había tragado lodo”. Navarrete había pedido su chompa para sacar seis dólares que llevaba ahí.

Llamaron a una ambulancia, pero no llegó. Se la llevaron en una camioneta a un hospital donde murió a las 20:45. Sus restos fueron enterrados en la Magdalena, sector en el que estuvo la mayor parte de su vida.

Diana elevó una oración al cielo para que el alma de su hermana descanse en paz y concluyó: “Cuídanos, ñañita”.

Secuelas de un desastre

Christian Chalco regresó al sitio en el que quedaba su domicilio y que ahora son puros escombros para retirar una lavadora que no se destruyó, pero ya no estaba. “Me robaron con ropa sucia adentro”, contó.

Un morador que pudo salvar a sus mascotas no se despega de ellas.Angelo chamba

Sin embargo, el morador ya ‘se hizo al dolor’. No le importa haber perdido lo material. Está contento y tranquilo con ver a su familia y a sus mascotas. Todos sanos y salvos. La tarde de la desgracia, él estaba con su hijo y sus dos perritos.

Cuando sintieron un temblor se abrazaron. Luego entró agua con fuerza a su dormitorio. Chalco contó que agarró a su hijo y a sus mascotas y saltó por una ventana hasta el patio de la casa de un vecino donde los puso a resguardo.

Luego salió a ayudar a los afectados y recuerda que hubo escenas dramáticas. Personas murieron frente a sus ojos y vio a otras cómo pedían auxilio desesperadas mientras la corriente las arrastraba.

Cerca de ahí, Steven Pazmiño revisaba con su padre una lista en la que habían anotado a los vecinos que estuvieron en la cancha de vóley. En un apartado que decía muertos había 20 nombres y el joven dijo que faltaban añadir dos más, quienes fallecieron en el hospital la mañana de ayer: Luis Catota, a quien le decían Pesado, y José León, conocido como Tío americano.

Pazmiño también dijo que hay 11 ‘panas’ de la cancha que continúan recuperándose en distintas casas de salud. Todos ellos eran conocidos y hacían deporte en el sector.

Steven Pazmiño se recupera de sus heridas.Angelo chamba

Por su parte, el joven se recupera de sus heridas y ya pudo dormir ocho horas. “Pude descansar luego de amanecer solo con pesadillas”, dijo.

Almagro y su hija también donaron ropa y alimentos a los damnificados del aluvión.