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Quito: Los ladrones les respiran en la nuca a la gente de la calle General Julio Andrade
La gente anunció que aplicará la justicia indígena a los delincuentes que capturen. El problema se agudiza en la calle General Julio Andrade, en donde hay venta informal.
Son las 14:00. Más de 40 vendedores informales instalan sus puestos móviles a lo largo y ancho de la calle General Julio Andrade, en el barrio Nueva Aurora, sur de Quito.
El comercio se activa, las ventas pululan, los ambulantes se adueñan de las aceras, la gente camina por la calle y los pillos también salen a ‘camellar’. No faltaba más...
Gina Oñate vive en el sector desde hace 30 años. Cuenta que el problema de la inseguridad comenzó hace una década, cuando las ventas ganaron espacio.
“Es difícil transitar por la zona. Todos los días los robos y asaltos a mano armada nos ‘respiran en la nuca’. Hemos sido testigos de muchas fechorías, más que nada porque los ambulantes son cómplices de los pillos. Cuando la policía ha realizado requisas o detenciones, ellos son los primeros en saltar y defenderles”, dijo la mujer de 50 años.
Patricio Castillo, dirigente barrial, indicó que ante este problema de inseguridad, la comunidad de Nueva Aurora tomará medidas más drásticas para no ceder espacio a la delincuencia.
“Conformamos organizaciones barriales para estar vigilantes y capturar a los delincuentes. Les vamos a aplicar la justicia indígena. Serán castigados con esta ley. Ya no queremos convivir con este tipo de gente que solo daña al barrio”, enfatizó el dirigente.
NO SON TODOS IGUALES
Joan Luna, comandante del Distrito Quitumbe, manifestó que en esta zona sí se registran robos a personas, automóviles y motocicletas, pero que con el despliegue policial ha sido posible capturar en pleno delito a los hampones.
“Realizamos patrullajes continuos en la zona y solo en los dos últimos días capturamos a tres delincuentes, unas cuadras más abajo de donde cometieron un asalto, con arma blanca, a unos moradores del sector. Fueron llevados ante la justicia”, informó.
Asimismo, mencionó que el patrullaje motorizado se incrementó en el sector para brindar mayor tranquilidad a la ciudadanía, que también está colaborando con la colocación de circuitos de seguridad privada, alarmas comunitarias y organizándose como barrio.
Delia Cujilema vende hierbas medicinales, limones y aguacates en esta calle del sur de Quito. Según ella, mientras trabaja también debe estar pendiente de que los antisociales no se lleven alguna cosita que por descuido haya dejado a vista y paciencia.
“Hay mucho pillo. No es seguro ni en la mañana ni en la noche. A toda hora arranchan los teléfonos celulares y hay que andar con los ojos bien abiertos. Lo que sí ayuda mucho es cuando la policía se da la vuelta por aquí, ahí los pillos se corren”, contó.
La inseguridad y zozobra son razones por las que afirma que le gustaría ser reubicada en algún lugar mejor. “Tengo voluntad de irme, pero lo que no tengo es plata. Las asociaciones de mercados piden mucho por un puesto y eso no ven las autoridades”, agregó.