La expectativa sobre la posible salida de Jorge Yunda movilizó a 150 policías, funcionarios de la Intendencia de Pichincha, agentes metropolitanos. Todo esto para vigilar la llegada de grupos de simpatizantes y detractores de la gestión del alcalde de Quito.

Por eso, ayer el Centro Histórico amaneció cercado de vallas y casi nadie podía pasar a las inmediaciones del Municipio, donde se analizaría el primer pedido de remoción contra el burgomaestre por no haber cumplido supuestamente con algunos artículos del Código Orgánico de Organización Territorial (Cootad) en su administración.

La sesión en la que los concejales votarían a favor o en contra –en el proceso impulsado por el colectivo Quito Unido– estaba convocada a las 08:30, pero inició 15 minutos después.

En la diligencia presidida por el vicealcalde Santiago Guarderas se leyó el informe que la Comisión de Mesa había realizado frente a lo expuesto por el colectivo representado por Marcelo Hallo. Tomó al menos tres horas.

Y al momento de sustentar la acusación contra Yunda, Hallo lanzó la ‘bomba’: retiraba el pedido que tanto había impulsado. “No voy a ser parte de esto”, dijo. Esto porque él presuntamente sabía que los ediles se habrían puesto de acuerdo para no dar paso a la remoción.

Tras su salida, las reacciones no se hicieron esperar. “Esto es un show, una burla”, espetó la concejala Andrea Hidalgo. Algo similar opinó Eduardo del Pozo, otro de los funcionarios indignados, diciendo que “vino aquí a jugar con la voluntad del pueblo de Quito”.

Indignación y apoyo

Mientras se desarrollaba la sesión, en la esquina de las calles Chile y Guayaquil se concentraron quienes pedían que Yunda se fuera de la Alcaldía.

Ramiro Hidalgo, coordinador nacional de la Confederación de Pueblos Indígenas y Campesinos, se unió a la protesta y dijo que se mantendrá vigilante del proceso. “No podemos permitir que siga gobernando alguien así. Cree que la Alcaldía es para contar chistes”.

Con él se convocaron al menos unas 100 personas para presionar a los ediles de votar a favor de la remoción.

Una cuadra al sur, otro centenar de gente se reunió, pero con carteles de apoyo. Luis Erazo, representante de los voceadores de Quito, comentó que respaldaban a Yunda porque ha tenido un especial acercamiento con los vendedores informales. “Nos ha escuchado, nos ha dado capacitaciones”, insistió.

En algún momento de la mañana ambos grupos se encontraron y hubo un cruce de palabras que los uniformados controlaron enseguida. La otra ‘pelea’ se llevaba a cabo en la sala de sesiones con la polémica decisión de Hallo, quien salió del sitio resguardado por agentes metropolitanos y policías.

Marcelo Icaza, abogado del burgomaestre, comentó que se trataba más de un proceso de tinte político y no de carácter legal. “Este proceso tenía que terminar así, en un verdadero show político”.

En esta sesión, Jorge Yunda se ‘salvó’, aunque este no fue el único pedido. Hasta el cierre de esta edición estaba pendiente la siguiente sesión donde aún peligra el cargo.

Los más perjudicados de la jornada de ayer fueron los comerciantes informales. Jonathan Pinto, uno de los vendedores, explicó que debido al cierre no pudo sacar el dinero del día. “Nosotros vivimos de esto, pero con el cierre del centro perdemos lo poco que ganamos”, agregó.