En Ecuador, ser considerado pobre por ingresos implica una constante lucha por satisfacer las necesidades más básicas. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) de junio de 2024, se considera pobre a una persona cuyo ingreso familiar per cápita es inferior a $91,55 mensuales, lo que equivale a apenas tres dólares diarios.

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Cifras alarmantes

Actualmente, el 25,5% de la población ecuatoriana vive en pobreza, y un 10,6% enfrenta pobreza extrema. Las disparidades entre áreas urbanas y rurales son notorias: en las ciudades, el 17,2% de los habitantes vive en pobreza, mientras que en las zonas rurales esta cifra asciende al 43,2%. En cuanto a la pobreza extrema, afecta al 4,4% de la población urbana y al 24,1% de la rural.

Factores estructurales

Jorge Calderón Salazar, analista económico, explica que la falta de empleo adecuado es uno de los principales motores de la pobreza. Solo el 36% de los ecuatorianos tiene un empleo formal, cifra que era del 39% antes de la pandemia. Esto refleja una insuficiente generación de oportunidades laborales para garantizar ingresos dignos.

Además, Calderón subraya que la pobreza es multidimensional, ya que factores como el acceso limitado a servicios básicos, la desnutrición infantil y el impacto del cambio climático agravan el problema. “Sin educación, desarrollo cognitivo ni crecimiento adecuado, las personas quedan atrapadas en un círculo de pobreza que se perpetúa generación tras generación”, advierte.

El analista Idrovo añade que medir la pobreza implica considerar múltiples indicadores, como el coeficiente de Gini, que evalúa la desigualdad, y otras métricas como necesidades básicas insatisfechas o rezago educativo. Estos factores ofrecen una visión integral de las carencias que enfrenta la población.

Factores estructurales

Erradicar la pobreza es un desafío de largo plazo. Calderón estima que sacar a una familia de esta condición puede tomar entre 15 y 20 años, siempre que se implementen políticas públicas efectivas. “Es necesario fomentar la inversión extranjera, diversificar la economía y garantizar el acceso a bienes y servicios básicos”, sostiene.

Idrovo también resalta el impacto de la falta de planificación familiar en los altos índices de pobreza. Familias con ingresos limitados y numerosos integrantes enfrentan mayores dificultades para satisfacer sus necesidades básicas.

Un llamado a la acción

Vivir con menos de $91,55 al mes representa no solo una precariedad económica, sino también un obstáculo estructural para alcanzar una vida digna. Mientras las desigualdades persistan y no se implementen programas sostenibles, millones de ecuatorianos continuarán enfrentando barreras que limitan su bienestar y desarrollo.

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