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Increíble: espíritu de joven asesinado 'habla' con médium para calmar a sus padres
Espíritu de joven víctima colateral de ataque armado en Guayaquil, 'viajó' hasta España y contactó a médium. Cumplió su misión en la tierra, les dijo
Estuvo en el lugar equivocado, en el momento equivocado. O quizá no, por el contrario, tenía que estar ahí porque su destino era ese, porque debía cumplir un propósito: el de dar la vida por otro.
La inesperada muerte de Yanko Saíd Ruiz Rosero el pasado domingo 23 de junio, por un balazo que perforó su arteria aorta, sumió a sus padres en el dolor, primero, y en el coraje, después, por una serie de comentarios que se lanzaron en redes sociales, en donde gente que ni lo conocía hablaba de él como un integrante de una banda delictiva. Nada más errado, afirma su madre Sharon Rosero, rechazando esas críticas.
Pero la vida tiene sus misterios. Y ese mismo día que Yanko fallecía, a 9.502 kilómetros de Guayaquil, en la ciudad de Barcelona (España), Juany, una mujer que no conoce Ecuador y que ni siquiera tiene amigos en este país, recibía una inesperada visita. Una conexión espiritual que la inquietaba. Algo que inició como un “te necesito para hablar con mis padres”.
Allá era madrugada del lunes 1 de julio ya, cuando a la mujer, que asegura tener cierto don de médium, aunque no practica esto como profesión, comenzó a dolerle el cuello. Sentía como si algo caliente la perforara y traspasara. Como el balazo que, cerca de las 15:00 de aquel domingo, acabó con la vida del chico de 18 años que solo soñaba con ser futbolista.
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Así, mientras la familia del joven se ahogaba en el dolor por este suceso, en España, Juany, la médium, de pronto comenzó a sentir con mayor fuerza a ese espíritu que la ‘molestaba’. “Apúrate, levántate, no seas vaga”, le decía ese ser incorpóreo de manera insistente.
La médium comienza a sentir una presencia
Lunes y martes pasó así hasta que en el ‘piso’ (departamento en un edificio) donde vive se encontró con una amiga, Shelli, y le contó lo que pasaba. Le dijo que soñaba “con un chico joven, delgado; lo veo como haciendo deportes, con una camiseta negra y unos filos blancos... me molesta, que me levante, como que me quiere decir algo”.
El relato sorprendió a Shelli, una ecuatoriana que días antes había visto en Facebook una historia subida por su sobrino Sebastián, sobre la muerte de un amigo en Guayaquil. Era Yanko. La extraña conexión espiritual comenzaba a tener sentido. Y empezaron a atar cabos allá, en España.
El lunes, Sharon estuvo inconsolable frente al ataúd blanco donde reposaba su hijo y sobre el cual habían colocado un buzo de Emelec y sus pupos color verde con lila y fucsia talla 42 con los que Yanko jugaba fútbol.
En la calle, con música del cantante y compositor estadounidense Arcángel, los amigos lo despedían. “El viento sigue soplando / El pana mío se fue volando / No duermo pensando / Siento que su alma me está hablando”, sonaba en un parlante la canción ‘Descansa en paz Chino’.
Ese lunes, la médium tuvo varias veces la visita de ese ser espiritual. Le quería dar un mensaje, pero ella no sabía quién era. El martes que sepultaron al chico, otra vez el “levántate, vaga” y un dedo como que le tocaba la sien. Tal como Yanko lo hacía con su familia, cuenta su mamá.
Qué manera de insistir
Esa conexión llevó a ‘juntar’, a través de una videollamada, a Juany con Omar y Sharon, los padres del joven que, por medio de ella, insistía en que debía llevarles un mensaje. Cuando la mujer les contó que le tocaba la cabeza con un dedo y eso de “levántate vaga”, Sharon aseguró: “es él, es Yanko. Lo creo porque eso hacía él con nosotros, son cosas y palabras que él decía”.
Con la médium se mostraba muy ‘jodón’, como él lo era con los suyos. Extraña casualidad. La foto de Yanko jugando fútbol con la camiseta negra con filos blancos lo confirmó. Cuando Omar se la mostró, a través de la pantalla a la médium, ella dijo: “Sí, es él”.
Y enseguida sintió que le tocaban el hombro: “Está aquí, quiere decirles algo”. Al final, el mensaje daba calma a los dolidos padres. “A mi mamá, que no sufra, que no llore más, que yo no sufrí para morir”, le transmitió Juany a Sharon.
“Dile a mi papá que llore nomás, que él no ha llorado”, le dijo a Omar, quien durante los días de dolor había contenido sus lágrimas, pero en ese instante se desató en llanto. Y a Ginger, su hermana, también la tranquilizó: “Dile que no la dejé sola, que la dejo con mis papás, que ahora ella va a ser la engreída”.
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Aunque lo más fuerte vino después. “Dile a mi mamá que me perdone, que yo no tuve la culpa” y ‘contó’ que en el trayecto, cuando lo llevaban ya herido al hospital, “solo iba mi cuerpo, ya mi alma estaba saliendo”.
El mensaje final: cumplí con mi misión
Y al final hubo un último mensaje que movió las fibras de todos y trajo la calma en medio de tanto dolor. Un mensaje que va dedicado, además, a alguien que quiere mucho. “Dile a mi mamá y a mi papá que yo vine a cumplir un propósito, y ya lo hice, y por eso morí”.
¿Pero cuál es esa misión? Según Sharon y Omar, “salvar al padrino para que cambie, es haber dando la vida por él”. De los detalles de ese tema no quieren ahondar, pues prefieren dejar el asunto a Dios, aseguran.
Y es que el día del suceso, el chico iba alegre, feliz por el título de campeón que sus amigos del club MZ Sport habían conseguido en un torneo jugado en Pascuales. De pronto el automotor en el que viajaba fue interceptado por una camioneta blanca desde la cual les dispararon con fusiles. Hubo dos heridos, pero él fue la única víctima mortal. Fue un ataque cruel y violento.
Y por ese ataque a Yanko le ‘dieron duro’ en las redes sociales. Por eso, Omar enseguida saca fotos, decenas de fotos, en casi todas ellas se ve al chico jugando pelota, alzando trofeos o recibiendo medallas.
“Mi Yanko era un campeón que se me fue al cielo. A él, lo único que le interesaba era el fútbol, ser futbolista y ser reconocido era su sueño”, dice Sharon sobre quien era su segundo hijo, para quien hoy pide que respeten su memoria.
Es el dolor de una madre, un padre y una hermana a quienes el propio Yanko calmó a través de un mensaje desde el más allá. Porque, a fin de cuentas, cumplió con su misión. Y por eso el campeón se fue en paz.
Un gol con sus zapatos en su homenaje
Como amante del fútbol que era, tuvo una despedida como tal. Figura, como llamaban con cariño a Yanko Ruiz, por su contextura delgada, tuvo un partido de homenaje por parte de sus compañeros del equipo Naranja Mekánica, en el que jugaba en la sub-18.
El juego, realizado en el estadio de Fertisa, tuvo un condimento especial, pues uno de sus compañeros y amigo de equipo, Darío Vásconez, le había pedido a sus padres que le presten los pupos de Yanko, porque con esos iba a hacer un gol. Le quedaban grandes, pero los rellenó y los usó, “y en la primera avanzada del equipo, golazo”, cuenta con sentimientos encontrados Omar Ruiz.
Es que el fútbol era la pasión de Yanko. Hincha del Club Sport Emelec de corazón y graduado del colegio Domingo Comín en el 2023, les había dicho a sus padres que le dieran de plazo un año para ‘despegar’ en el fútbol, si no pasaba nada, entonces estudiaría en la universidad.
El reportaje que llegó tarde
Una semana antes de su deceso, durante una reunión por el Día del Padre, EXTRA había conversado con Yanko para realizarle un reportaje a ese zurdo que jugaba como volante por la izquierda en la sub-18 del club Naranja Mekánica, de Guayaquil.
“Hay que tomarte fotos y hacer un videíto, ‘pilas’, Yanko”, se le dijo entonces. Poco después, él llegó a casa y, emocionado, les contó a sus padres: “Mami, don Vicente me va a hacer un reportaje como jugador”. Una semana después ya fue tarde.
Su padre recuerda que cuando jugaba contra Emelec a veces prefería no hacerlo y si le tocaba estar en cancha no quería hacerle goles. “Él estaba contento, pero no importa, ahora sería feliz con que se sepa que su misión aquí se cumplió”, dice Omar. Y es que, al final, los pupos de Yanko, tres días después de su muerte, volvían a convertir un gol. Inolvidable, campeón.
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