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Incredulidad ante el plan ‘Yo me cuido’
Con esta campaña el Gobierno quiere hacerle frente al virus. Hay opiniones que apoyan y otras que rechazan la medida. La corresponsabilidad entre las autoridades y comunidad es esencial
El próximo mes culminará el estado de excepción declarado por el Gobierno Nacional, para evitar la propagación del virus pandémico. Por lo tanto el Ecuador convivirá con la COVID-19 sin el toque de queda, las restricciones en la circulación automovilística y ya no se contará con la intervención de la Policía y Fuerzas Armadas en esos diversos controles ciudadanos.
En reemplazo de esta acción se pretende implementar el plan ‘Yo me cuido’, en el cual se le pasa la ‘pelota’ a la comunidad para el cumplimiento de las medidas preventivas.
El epidemiólogo Luis Triviño no está de acuerdo con la decisión gubernamental, pues afirma que puede producirse una segunda ola de contagios. “La mascarilla funciona con el distanciamiento, pues los contagios se dan más por la aglomeración de personas. Ayer caminando fuera de un parque de una zona residencial conté a 70 personas de 100 corriendo sin mascarilla. Sus gotas al hablar o toser pueden proliferar el virus. Esto es más de índole cultural”, dice el galeno.
Sin embargo, el sociólogo y catedrático Francisco Salazar explica que el presidente Lenín Moreno no puede extender más el tiempo de excepción, jurídicamente no es posible; y la economía no resistiría a este ritmo, por eso hay que dinamizarla con el trabajo y serias sanciones al infringir las recomendadas medidas de bioseguridad.
El experto en el comportamiento social aconseja incluir a la ciudadanía que sea parte del mecanismo de control y denuncia. Asimismo, sugiere implementar dispensadores de gel y alcohol en las calles, etcétera.
“Hay que reconocer que aparece en la mente la frase ‘a mí no me va a pasar’ y más que derecho se trata de responsabilidad, respeto, conciencia”, dice.