Adriana Simbaña se cubrió las quemaduras en sus brazos con una colcha. Se mueve poco por el dolor y su cuñada carga a su hijo de año y medio, quien también tiene quemaduras en su pierna y su brazo. Ellos viven en Bellavista, hasta donde llegó el fuego. “Quisimos salir de la casa y no alcanzamos. Teníamos miedo de que explote el tanque de gas”, cuenta a EXTRA.

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En total seis personas resultaron con quemaduras de segundo grado en su familia. “Mi hijo de 19 años se quemó el cabello y las orejas”, relata. Uno de sus primitos, de 11 meses, permanece en una casa de salud, porque aunque está estable tiene quemaduras en el rostro. Esto ha sido una pesadilla”, dice Adriana.

El miércoles 25 de septiembre llegó el Ministerio de Inclusión Social para entregarles kits de ayuda, entre esos elementos de aseo, comida y ropa. En total, ocho casas resultaron afectadas y se evacuaron a 53 personas. “Todos somos una sola familia, aunque en diferentes núcleos”, explica Adriana.

Antonio Yanza, también parte de esta familia, cuenta que alcanzó a salir con su madre, de la tercera edad, en brazos. “Ella era mi prioridad”, asevera.

La mañana del miércoles, algunos paramédicos se acercaron para darles atención. Antonio tenía molestias respiratorias, pero consideró que nada grave, tomando en cuenta que estuvo hasta las 23:00 del martes ayudando a aplacar el incendio.

En ese caserío la emergencia no terminaba, pues debido al incendio quedaron expuestas conexiones eléctricas y se destruyeron tuberías de alcantarillado. “Seguimos en peligro, no sabemos qué puede pasar. Además puede haber contaminación por la rotura del alcantarillado”, explica Antonio.

El MIES todavía evalúa los daños, pero los urgentes son los de salud. Adriana y sus hijos todavía soportan dolor por sus heridas, porque en los centros hospitalarios donde los atendieron solo les dieron paracetamol, según contó.

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