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Anthony tomó el curso presencial en la capital. Luego de su graduación regresará a Yantzaza con su familia.RENE FRAGA

Historia de superación: De delincuente a guardia de seguridad

Un policía lo detuvo en un robo flagrante en Yantzaza, pero él decidió rehabilitarse y cambiar de vida. Ahora tiene hasta una beca para ir por el siguiente nivel

A Anthony Montaño no le da vergüenza contar su historia. Cuando lo entrevistamos, sonríe, se acomoda la corbata negra que usó en su graduación como guardia y dice: “Pregunte lo que quiera”. 

Tiene 21 años y nació en Yantzaza, provincia de Zamora, en el extremo sur de Ecuador. Su vida cambió cuando fue detenido por un miembro policial que prestaba servicio en ese cantón en 2019. Se trataba de Patricio Vargas. “Me detuvo en flagrancia. Habíamos robado unas cosas y luego nos encontró consumiendo (droga)”, relata.

El chico, a quien apodaban el Michu por su contextura delgada y agilidad, empezó a consumir base de cocaína a los 12 años “por curiosidad”, como la mayoría. Pronto se ‘enganchó’ y pasó a experimentar con otros estupefacientes, como el cemento de contacto, además de licor. “Mi madre sufría mucho. A veces prefería que consuma en la casa a que me pase algo malo en la calle”, agrega.

No era solo el consumo, sino que poco a poco aprendió a robar cosas para costear su adicción. “Yo vivía para eso”, confiesa.

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UNA IMAGEN

Cuando Vargas detuvo a Anthony todavía era menor de edad, por lo que el proceso judicial en su contra no prosperó. Poco después el joven reflexionó y pidió ayuda. “Vi a parejas, a padres con sus hijos pequeños, y vi que con lo que estaba haciendo no iba a lograr tener lo mismo. Yo quiero una familia”, expresa con determinación.

Vargas se acercó al Municipio de Yantzaza para ver cómo podían ayudarlo. “El alcalde se comunicó con un centro de rehabilitación y decidieron ayudar conjuntamente”, cuenta el uniformado.

El internamiento toma tres meses, pero Anthony decidió quedarse tres meses más. Allí se sintió escuchado y comprendido. Y entendió también cuál era el círculo que, sin querer, había creado con su familia. “Ellos eran coadictos conmigo, yo los arrastré”, acepta.

Es por eso que, en cuanto se rehabilitó, lo primero que hizo fue pedirle perdón a su madre. Ahora, los vecinos que lo acusaban de los robos y hurtos lo felicitan y se alegran por su nuevo camino. “Mi mamá todavía no sabe que me gradué. Le voy a dar la sorpresa con un ramo de flores”.

AHORA SÍ, A TRABAJAR

A partir del jueves 12 de octubre sus horizontes se abrieron aún más, pues la empresa en la que se capacitó como guardia de seguridad le otorgó una beca para que se gradúe en el nivel dos. “Eso quiere decir que podría ser un supervisor”, explica Vargas con tono orgulloso.

El coronel Patricio Vargas estuvo presente en la graduación de Anthony como guardia de seguridad.Cortesía - Patricio Vargas

Eso no es todo. Al conocer la historia del joven, le devolvieron el costo del primer curso. “Yo estoy muy feliz, yo no pensé que llegaría tan lejos. Ya no soy el mismo”.

Vargas, quien ahora es comandante del Distrito Manuela Sáenz en Quito, lo quiere como a un hijo. “Él ha estado en mi casa, con mis hijos. Ellos están muy contentos también”, revela. Anthony acudió con él a la graduación y a todos les dice que es su padrino. Así que tendrá planes con el uniformado para conocer un poco más la capital antes de volver a Yantzaza a buscar trabajo. “Solo les puedo decir a quienes consumen que si yo pude, ustedes también podrán”, finaliza.

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