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Muñequito vive con su mascota en una casa arrendada de Carcelén Bajo, en el norte de Quito. Debe el alquiler y los servicios básicos.GUSTAVO GUAMÁN

¡Muñequito quiere ser chef!

Guayaquileño radicado en Quito, el hombre ansía montar un negocio de comida costeña para subsistir. Está hasta el cuello con las deudas.

Desde que se inició la emergencia sanitaria, Muñequito ha tenido que colgar el traje de payaso. Ya no puede subirse a los buses con golosinas para vender o simplemente para recitar un poema.

Alfredo Osorio tiene 60 años y 50 de ellos los ha vivido como Muñequito, nombre con el que fue bautizado en el circo cuando era niño. Ha animado fiestas infantiles, ha recorrido ciudades con la cara pintada y la nariz roja. “Con eso saqué adelante a mis hijos”, dice.

Ahora, este guayaquileño residente en Quito, debe al menos cinco meses de arriendo, más los servicios básicos, y las medicinas para su diabetes llegaron por una donación. El coronavirus no le ha permitido salir de su casa. Pero él ‘no se halla’.

Melvi, un perro mestizo de tres años, lo acompaña con sus constantes ladridos. Su hijo, de 29 años, es quien lo ha acompañado siempre, pero en estos días se encuentra en la Costa buscando el sustento.

Muñequito tuvo cinco hijos, pero cada uno tiene su familia en otras ciudades. En la pared de su cuarto tiene sus fotos y las de sus nietas, así como los peluches que guarda para regalárselos cuando pueda verlas.

CAMBIO DE PLANES

Con su trabajo de payaso reunía para pagar el alquiler de su casa, comida y medicinas, pero desde marzo no ha producido ni un dólar. “A esta edad tampoco me dan trabajo, aunque también soy chef”, comenta el hombre.

Esta faceta de su vida la vivió cuando era veinteañero. Trabajó en un prestigioso hotel, pero tuvo que renunciar. Su sueño –ahora que no puede ejercer el humor– es retomar la gastronomía.

Su sueño es reparar una vieja cocina industrial para vender comida.GUSTAVO GUAMÁN

Desde hace años guarda con celo una cocina industrial dañada, con la esperanza de arreglarla algún día. Cree que ese momento ha llegado. “Quiero vender comida costeña, me sale muy bien”, resalta emocionado.

En sus planes está expender comida rápida para subsistir, porque aunque su hijo trata de ayudarlo, no quiere ser una carga para él, quien “también ha tenido problemas: trabajó cuatro meses en limpieza y no le pagaron”, cuenta.

Espera la ayuda de las personas para poder cumplir sus planes y sacar su coche de comida a una cancha o calle principal de Carcelén, norte de la capital, donde vive.

QUISO MORIR

Fue bautizado como Muñequito en el circo, cuando tenía 10 años.GUSTAVO GUAMÁN

Dice que todo lo que él ha pasado no se lo desea a nadie. Desde niño tuvo que huir de los maltratos.

Cuando nació, su abuela los echó a su madre y a él de la casa. “Ella salió con lo que tenía puesto y a mí me cobijó con un periódico”, relata con la mirada llena de lágrimas.

Años después lo dejaron con sus tías, con las que vivió un infierno y no tuvo otra opción que salir corriendo. “Me daban de comer las cáscaras de los huevos, me pegaban”, dice.

Tenía 10 años y durmió varios días en la calle y comía lo que encontraba en la basura. Entonces decidió unirse al circo, donde aprendió a personificar a Muñequito, desde su tristeza empezó a hacer reír a los demás.

Formó una familia y poco después lo abandonaron con cinco hijos. Salió adelante.

Hace 15 años tuvo la idea de quitarse la vida, quizá con cianuro, pero no se atrevió. Aquí sigue. Y ahora con un objetivo: ser un chef. Eso sí, jamás dejará de ser Muñequito.

AYUDA

La deuda que Muñequito tiene asciende a los 350 dólares. Aunque algunas personas han reunido algo de dinero, todavía necesita arreglar la cocina para emprender su negocio. Así como los utensilios.

Su hijo espera que le paguen los meses de trabajo como ayudante de limpieza de una empresa privada que prestó servicios en un hospital público.

También necesita alimento de perro para su compañero Melvi, que come un poco de arroz cuando Muñequito logra cocinar algo.

Si usted desea ayudar puede localizar a este artista en Facebook con el nombre de Alfredo Osorio o llamar al número 098-772-1173, de Carlos Noriega, un vecino que canaliza las ayudas.