A Mary y Estánder, dos de los ocho hermanos de José Adiht Lucas Vélez, asesinado la mañana del miércoles 25 de septiembre por supuestamente robarle 4 mil dólares, les sorprendió que en el velorio de su hermano no hubo café o rosquitas. Nada, dicen, ni agua aromática.

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“Él era el que llevaba pan, rosquitas, queso, café y más cosas si nos tocaba ir a velar a alguien; pero anoche no había nada, se notaba su ausencia. Esas son las contradicciones de la vida”, comentó Mary, quien mencionó estar aún en shock por lo sucedido con su hermano.

Ella, su esposo, sus dos hijos y su hermano Estánder, quienes residen en la cuarta etapa de El Recreo, en Durán, junto con la víctima, recibieron el ‘baldazo’ varias horas después del suceso.

“Salió desde las 06:30 porque parecía que se encontraría con una novia que tenía por ahí. Hablamos con él hasta las 11:35, nos dijo que estaba por el centro, pero que no regresaría a almorzar. Luego no supimos más”, contó Estánder mientras hacía una mueca para evitar soltar lágrimas.

José Adiht era alegre y quien aconsejaba a Estánder, a pesar de tener 10 años menos que él. Por su trabajo, cuenta, él debe viajar por carreteras peligrosas muy seguido, y el Mistiquín, como apodaban al fallecido, siempre lo alertaba de los peligros de las vías.

Estánder dijo estar seguro de que su hermano no era “ningún tonto” para salir con varios miles de dólares en el bolsillo a dar ‘papaya’. Él cree que algo más ocurrió.

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“Él no se opuso, según dice la gente en el video que rueda en redes. Sospechamos que algo tiene que ver la mujer con la que andaba, porque no nos contesta las llamadas y tampoco se ha aparecido por aquí”, manifestó Mary.

Aún confundida, explicó que cuando salió de su hogar José les reveló que se encontraría con “la hembra”, como él la llamaba. Perfumado, con ropa nueva y su usual entusiasmo se despidió de todos y partió. Sin embargo, no tuvieron respuestas de ella cuando José se desapareció. Ni la tenían hasta ayer que lo velaban.

“A nosotros nadie nos avisó de lo sucedido. Él no contestó ni los mensajes de su empresa de grúas desde las 12:00 más o menos y, a ese punto, ya estábamos preocupados. La contactamos por Messenger, pero nunca hubo señal de ella”, añadió.

Mary y Estánder mencionaron que a José le quedaron algunos viajes, planes y eventos pendientes, como la reunión con otro de sus hermanos, que llegó cinco horas después a Guayaquil desde España.

“No se habían visto desde hace cinco años y no lo harán más. El reencuentro de la familia Lucas, en la que llegaríamos en la camioneta nueva de mi ñaño, también será imposible”, contó llorando Mary.

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